*Libro de Osvaldo José Sterpone, director del INAH-Hidalgo. Fue presentado en Tula, en el exconvento de San José.
El director del INAH Hidalgo, Osvaldo José Sterpone, presentó en Tula su libro “Tollan, a 65 años de Jorge R. Acosta”, donde detalla los inicios y seguimiento de las investigaciones de este arqueólogo, a quien se le debe la Zona Arqueológica como actualmente se le conoce.
En su presentación en el claustro del exconvento de la Catedral de San José e invitado por la Canaco Tula, el también investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, habló de los tres proyectos que se realizaron en el sitio arqueológico donde antes hubo nopaleras y sembradíos.
En el conocido entonces como cerro del Tesoro, Jorge R. Acosta comenzó con sus excavaciones e investigaciones, enviado por el gobierno mexicano para contar con una zona arqueológica más para atraer visitantes, explica Osvaldo José Sterpone.
Por lo que hoy el sitio es una reconstrucción de lo que histórica y arqueológicamente se pensó en los años cuarenta bajo el mando, como investigador, de Jorge R. Acosta. En esa época no había tantos arqueólogos, por lo que a él enviaron a varios sitios arqueológicos, incluida Tula.
En su libro, Sterpone explica las investigaciones de Jorge R. Acosta, sobre todo las reconstrucciones que hizo guiado por la historia y la arqueología, pero también por su imaginación. Fue su decisión subir las cariátides en la pirámide B, parte de las cuales halló en una gran oquedad de esa estructura que tampoco tenía escaleras.
El director de INAH-Hidalgo mencionó que varias veces Tula fue saqueada con las complicidades del momento y de manera particular también por ciudadanos. Ahora el compromiso del instituto es resguardar lo que se tiene. Por ello ya no se habla de continuar con las excavaciones, pero sí de conservar el sitio.
El libro, auspiciado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y por el propio INAH, muestra el trabajo de investigación del autor, quien hace cuestionar lo que se ve, lo que narran los guías y lo que sabemos de la cultura tolteca.
Lleva de la mano al lector a dudar, pero también a cuestionar y a entender de igual manera la grandeza de los toltecas al llamarlos verdaderos alarifes (arquitecto o maestro de obras), por la complejidad de las construcciones hechas de adobe, a las que se tuvieron que colocar piedras que hoy son las que muestran deterioro.“El rico acervo registrado y restaurado en la Zona Arqueológica de Tula constituye una valiosa fuente de información, donde han quedado representadas las transformaciones arquitectónicas que se sucedieron durante el desarrollo urbano de Tollan. Sin embargo, la naturaleza ambigua de lo consignado en los informes arqueológicos y las restauraciones en las cimentaciones de los edificios antiguos, pueden dar pie a distintas interpretaciones”, reza en una parte del libro de Osvaldo José Sterpone. *NI*