*El dueño de un taller resultó primero afectado por la inundación y ahora por la obra que la dependencia federal lleva a cabo en el cuerpo de agua, a través de una empresa constructora.

Por MARLENE GODÍNEZ PINEDA

Doblemente afectado el propietario del taller Servicio Ramos, ubicado en la calzada Melchor Ocampo, en Tula; primero por la inundación de hace dos años cuando el inmueble se llenó de agua negra y apenas pudo rescatar el 30% de su herramienta.

El tiempo pasó y comenzó a levantar ese negocio,  pero con la obra del río que realiza Conagua a través de una empresa, llegaron los ingenieros a decirle que su taller, ubicado en un estacionamiento que arrenda, estaba sobre el terreno del río, pero para no afectar al local le ofrecieron colocar mamparas por si se caía la pared de atrás. 

Esto ocurrió hace poco más de un mes y desde entonces empezaron a trabajar, pero finalmente sí le afectaron el taller al tirarle la pared de atrás; a pesar de contar con las mamparas. Posteriormente, los encargados de la obra le dijeron que levantarían una bodega de madera, pegada al taller y con sus mismas láminas.

Sí cumplieron, pero el sábado anterior, el 8 de julio, se cayó la mitad del taller, lo que habían colocado y ahora los daños ascienden a más de 200 mil pesos porque con la crecida del río el agua volvió a entrar y el propietario resultó por segunda vez afectado.

Se cayó casi todo el taller debido a la falta de obras de apuntalamiento y lo reblandecido del terreno por las obras que realiza Conagua a través de la empresa contratada con ese propósito.

“Llovió y echaron más agua”, recuerdan los afectados. “Se les llamó y no vinieron, el lunes solo se dieron una vuelta y ellos no responden por las cosas dañadas que quedaron en el agua y que ya no han de servir porque son aparatos electrónicos. 

El propietario del taller Servicio Ramos desde hace un mes no ha podido trabajar bien, por las modificaciones que realizan, pues tiran y lo sacan. Considera que es injusto porque resultó afectado en la inundación y ahora por segunda vez.

“Es nuestro patrimonio y se acaba, no se puede trabajar y los sueldos y el seguro corren”, expresaron los quejosos porque Conagua y la empresa constructora no quieren hacerse responsables de lo ocurrido. El negocio ya resulta insostenible por la falta de apoyos, así como le ocurre con otros casos. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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