*Porque han trabajado desde hace tiempo y merecen ser escuchadas por Conagua y autoridades municipales, dice Angélica Arellano de la Red de Conciencia Ambiental “Queremos vivir”.
Por MARLENE GODÍNEZ PINEDA
Reanudadas las reuniones con personal de Conagua y autoridades de Tula, con la presencia de delegados municipales, para hablar sobre la obra del río y sus implicaciones, llama la atención que organizaciones ciudadanas como la Red de Conciencia Ambiental “Queremos Vivir” no haya sido convocada, confirmó en entrevista Angélica Arellano Ángeles.
La activista comentó que, a la llegada de Mario Francisco Guzmán Badillo a la alcaldía de Tula, pensaron que se tomaría el tiempo necesario para retomar las reuniones con Conagua y que los convocarían, porque si con la administración pasada que andaba tan mal se les invitó y estuvieron en mesas de trabajo donde no se logró gran cosa, ahora con mayor razón.
Deseaban una interlocución del municipio con la Red que hizo la gestión pionera en el cuidado y preservación del medio ambiente. Porque su lucha data de hace siete años. Sin embargo, no han sido convocados. Sí les preocupa porque el tiempo que resta de esta administración se acorta.
“Sabemos que es complicado en un año poder generar un cambio, pero por lo menos sentar las bases y que los grupos se vayan vinculando, por lo que esperamos que pronto se dé”, expresó Angélica Arellano, quien sabe bien que se dice que la lucha se ha reducido.
Los tachan de ambientalistas que únicamente quieren salvar arbolitos y no es así, les preocupa la vida de todos. Los árboles forman parte de la realidad que hoy se vive con el intenso calor, ahora más fuerte por el cambio climático, pero también por la deforestación.
“La degradación ambiental que estamos viviendo en Tula es muy grave y es parte de esos árboles que nos quitaron. La lucha no es por los árboles, fueron la punta del iceberg y a través de conocer el proyecto de Conagua que tenía contemplado talar nueve mil ejemplares”.
Lo que se venía para Tula era muy grave y de ahí la decisión de constituirse en una asociación. Querían encontrar soluciones adecuadas y en ese momento se paró la obra, precisamente por el ecocidio. Pero al revisar el proyecto en esas mesas de trabajo, en el 2018, hubo compromisos, minutas donde Conagua se comprometió a rediseñar su proyecto.
Compromisos no cumplidos
En esos compromisos de Conagua estaba el no encementar el cauce del río, porque eso iba a impedir la filtración del agua al subsuelo, entonces ya no solo son los arbolitos, es que al impedirlo ya no se tendrá un río sino un canal de aguas negras.
Ahora se tiene también el problema de la escasez de agua, “pero finalmente en Tula vamos un paso adelante, porque además vamos a luchar contra esa escasez de forma normal como lo están viviendo en otros lugares, también lo vamos a padecer, porque están destruyendo el ecosistema del río, del cual nosotros como seres vivos, seres humanos, dependemos”.
Habló de las demás comunidades donde no ha sido destruido el río, porque todavía se pueden salvar y sanear. Por ello organizan, dijo, eventos como el del domingo 17 de marzo, donde hablaron del tema del agua, después de una ceremonia ancestral.
Abundó en el tema de la obra con la que se dice que van a salvar a Tula de las inundaciones, pero no así de la contaminación. Recordó que la capacidad del río es de 150 metros cúbicos por segundo y con un límite máximo de 250, pero con la inundación vino a más de 500 metros cúbicos por segundo. Este embalse debiera tener una vida normal y no utilizarlo como un drenaje.
Hay muertes prematuras a raíz de enfermedades crónico-degenerativas, que si no te matan reducen la calidad de vida. Es lamentable que ocurra en adultos, pero aún más en niños. Vivimos en un ambiente contaminado y tóxico, por ello son importantes los proyectos del Conacyt y otros porque obtienen la evidencia científica del daño.
Conagua ha negado esa parte y se habla del volumen de la inundación, pero no de la contaminación. Hay diferentes tipos de cáncer y, sobre todo, leucemia, que aquí es más alto, dijo Angélica Arellano, quien dejó en claro que la vida de los tulenses no vale menos que la del Valle de México. Porque ahora ya no se inunda por ejemplo Ecatepec, pero aquí seguimos en riesgo.
Pero el riesgo mayor viene para los municipios aguas abajo del río, porque entonces el agua va a llevar mayor velocidad. Y la presa Endhó no tiene compuertas, no tiene la manera de regularse y el agua va a llegar con mayor fuerza a los municipios que siguen después de Tula y hasta Zimapán.
“Nosotros no estamos en contra del Gobierno, lo que buscamos es trabajar de la mano, que se tome en cuenta que, si tenemos ya tanto tiempo trabajando sobre un tema, pues se nos escuche y se respetan los acuerdos. Si hay una nueva administración tendría que convocarnos a quienes hemos estado trabajando, porque si no parecería que se trabaja de manera parcial”, puntualizó.