En este septiembre se cumplen dos años de gobierno estatal a cargo de Omar Fayad Meneses y en los 84 municipios de la entidad; en el primer caso va por cuatro más y en el segundo, ya están a la mitad del camino.
Sin duda que 24 meses es un tiempo más que suficiente para saber de qué están hechos cada uno de los gobiernos que hoy tenemos los hidalguenses. Buenos, malos o regulares, la calificación que cada uno de los habitantes le demos a las autoridades, inevitablemente va a ser el resultado de cómo nos haya ido en la feria.
A nivel estado Fayad se propuso desde el comienzo impulsar una diferente forma de llevar las riendas del gobierno a su cargo. Se habló por ejemplo de la reingeniería gubernamental, que a final de cuentas lo entendimos como un proceso encaminado a adelgazar la nómina, ahorro que se tendría que traducir cuando menos en hacer lo mismo pero con menos recursos.
De los resultados que este plan haya traído ya poco supimos, lo que sí nos consta es el cierre por ejemplo de las llamadas coordinaciones regionales cada una con una plantilla de tal vez 20 empleados y que existieron en cada uno de los 18 distritos electorales, Tepeji, Huichapan y Tula las de esta zona y que ya no existen más aunque se sabe que todavía han quedado dos o tres funcionarios atendiendo algo que a ciencia cierta no sabemos qué es.
Sin duda en generación de empleos las cifras que nos presenta el gobierno de Hidalgo son alentadoras, ya repuestos digamos del golpe que significó la decisión de no construir ni el aeropuerto ni la refinería. Se ha dicho que lo conseguido en esta materia (de empleos) apenas en un tercio del sexenio, equivale a lo logrado en toda la administración estatal anterior.
Es necesario tener en cuenta que el presupuesto federal para Hidalgo, se ha mantenido apenas en sus márgenes normales, no menos y apenas un poco más que en el pasado reciente, y que ese más se convierte en nada a la hora de medir los índices inflacionarios de los últimos años en nuestro país.
Parece que el tema del adelgazamiento burocrático perdió ya interés ciudadano, aunque hay quien piensa que la debacle que sufrió el PRI el pasado primero de julio en Pachuca –y en todo el estado y en todo el país- fue en parte en Hidalgo la respuesta de la gente que se quedó sin chamba; a falta de elementos asegurarlo podría ser muy aventurado pero la realidad ahí quedó para el análisis.
Hoy Omar Fayad tiene cuatro años por delante, con retos complicados como el contar ahora con un poder legislativo en donde la mayoría es Morena y no PRI, y que parece incapaz de arrancar ya su primer periodo ordinario de sesiones al no ponerse de acuerdo con el tema del coordinador del Congreso, en donde hasta antes de ahora siempre había sido del PRI, pero esta vez con el aplastante triunfo de AMLO, las cosas parecen en chino cuando menos hasta el martes 11 por la mañana.
Sin duda habrá que entender aquí que los tiempos ya cambiaron. Que la división de poderes cuando menos entre el ejecutivo y legislativo es real y ojalá que también que sea sano. Es hora de aceptarlo y actuar con madurez, pensando siempre en el bienestar de la gente, porque no tenemos duda que el gobernador Omar Fayad quiere lo mejor para la sociedad que hoy le toca gobernar.
En Hidalgo se debe revisar con mucha atención el asunto de la inseguridad y más en regiones como la nuestra. Aquí la delincuencia ha sentado sus reales en temas como el robo de hidrocarburo. Muy a pesar de los discursos, el problema crece y crece ante los ojos de todo mundo. Parece que el primer paso es sanear los cuerpos policiacos. El reto es muy complicado pero nos parece que el tema de la inseguridad es el que debe merecer mayor preocupación entre el gobierno.
La corrupción es otro asunto de primer orden en Hidalgo y en México. Aquí se ventiló el caso de Radio y Televisión sin llegar -nos parece- al fondo del caso, pero qué hacer en la SEPH, en Salud, no se diga en la Procuraduría de Justicia. Son temas pendientes que los hidalguenses mantenemos la esperanza de que no queden en el olvido al igual que con algunas ex autoridades municipales comenzando por las de Tula.
Tal vez sea un asunto menor, pero es necesario borrar la imagen de una autoridad impuntual. Es todavía mucha la gente que procura ser respetuosa del tiempo de los demás y no son pocas las ocasiones en que hemos escuchado que una conducta contraria a esta disciplina le significa duras críticas a un gobernador que sin duda ha mostrado sobrados tamaños para conducir con éxito el timón de un estado como el nuestro, luego entonces por qué padecer un desgaste innecesario y evitable.
Mientras que por el lado de los municipios, al cumplir su segundo año los alcaldes se han tenido administraciones para todos los gustos. Aquí por ejemplo con un gobierno que es con mucho, mejor que el anterior. Como siempre con recursos insuficientes para atender la demanda ciudadana.
Reconocer que Gadoth Tapia ha estado puntual en temas no sencillos como la reciente fuga de combustible en la zona de Cruz Azul o como en el incendio del negocio de telas en el centro de la ciudad. Tal vez algunos de sus colaboradores no han estado al nivel que se requiera, ojalá que al cumplir dos años de gobierno los compromisos políticos estén saldados y vengan los ajustes necesarios.
Se nota buen trabajo en Tezontepec, con un alcalde que aprovecha el largo camino recorrido. En Tepeji percibimos que el alcalde debe ya asumir su rol como primera autoridad que es; en Atotonilco de Tula bajo la directriz del hoy diputado federal las cosas deben marchar bien. En Tlahuelilpan Juan Pedro ha asumido con decoro su tarea a pesar de la falta de experiencia, al igual que en Tepetitlán con Rodrigo Castillo.
El espacio se terminó y en entregas posteriores esperamos ampliar más sobre estos y algunos otros municipios. Por hoy es todo, nos leemos el próximo miércoles, pero… En Confianza. *NI*