(2ª parte)
Jueves 10.- Hoy es día de las madres en México, mientras que aquí en Londres estamos saliendo del departamento a las cinco de la mañana, los hijos piden la Uber y en un largo viaje de casi hora y media llegamos al aeropuerto: Ahora es en el de Gatwick la salida, la línea es la airBaltic y en punto de las 9.25 tal como estaba programado, despegamos para dejar la capital inglesa y en dos horas y media llegar al aeropuerto de Riga, ciudad capital de Letonia república independiente de la antigua URSS.
Ni siquiera salimos del aeropuerto de este pequeño país de apenas 65 mil kilómetros cuadrados y que es parte de la Unión Europea de dos millones de habitantes y que linda con Estonia, Lituania, con la misma Rusia y con el mar Báltico.
Dormimos un rato en el propio aeropuerto porque la espera es larga; adelantamos dos horas más el reloj que en Londres y ahora la diferencia con México son ocho horas. Puntual la salida por la misma línea área en punto de las 6 y 30 de la tarde para llegar a Moscú en apenas hora y media.
Todavía hay muy buena luz del día y ya nos espera una guía rusa, que habla muy bien nuestro idioma gracias a que estudió en España y que preocupada nos pregunta porqué tardamos tanto en salir. En parte porque decidimos cambiar dólares por rublos dentro del propio aeropuerto y parece que no fue la mejor decisión, pero la operación ya está hecha y en 15 minutos llega una camioneta, ella atenta se despide y nosotros viajamos al hotel a 20 minutos aproximadamente del centro de la capital moscovita.
Viernes 11.-La jornada comenzó a las 6 de la mañana, a trotar alrededor del hotel Holiday Inn, desde la ventana del hotel pudimos ver que desde antes de las 4 de la madrugada ya aparecen las primeras luces de este día. Al regreso a desayunar y salimos en bus con un grupo de tal vez 20 personas la mayoría españoles, una pareja ya madura de colombianos y nosotros los cinco mexicanos.
En poco más de 30 minutos arribamos a la llamada Plaza Roja, la guía nos explica que es la tercera más grande del mundo después de la de Tiannanmen en Bejín, China y el Zócalo en nuestro México. La Plaza tiene forma irregular, a un lado un alto y largo muro con unas torres que se alcanzan a ver que nos indica Elizabeth la guía es el Kremlin cuyo ingreso no está considerado en este momento, al voltear para otro lado vemos las torres de la catedral de San Basilio. Una hora para caminar por la explanada y sus alrededores.
Ahora vamos en visita turística al metro de Moscú. En ninguna parte sabíamos de una visita de este tipo, pero ya en el lugar nos dimos cuenta que está debidamente justificado. Para empezar hay que bajar al subsuelo no cinco ni diez metros, son tal vez cien metros los que nos vamos a las entrañas de la tierra y ya en las profundidades sin los tumultos de la CDMX por ejemplo.
Si es un sistema de transporte muy viejo, de los 30´s se nos informa, pero en cada estación –visitamos cuatro- con detalles interesantes en sus muros vemos pinturas diversas, algunas figuras de cuerpo entero en hierro forjado, trabajos de muy buena calidad. También enormes y bellas lámparas, las figuras una y otras vez de la hoz y el martillo, mudos testigos de la época comunista de la ex URSS con la figura de Stalín de todas las formas posibles, en estatuas, bustos, pinturas.
Terminamos el recorrido en el metro y otra vez para arriba y ya a ras de piso nos llevan a comer como parte del paquete. Ahora sí, aquí lo que conocemos en México como ensalada rusa, cordon blue que es pechuga rellena con jamón y queso, y de postre un rico pastel que conocemos como mil hojas. Se termina el recorrido matutino, nos regresamos al hotel en el mismo bus y estamos citados para salir a las cinco de la tarde y acudir a una función de ballet.
A la hora citada viajamos 15 personas; el teatro está dentro del Kremlin lo que nos hace pasar hasta en dos veces por arcos de seguridad. El escenario tiene capacidad para dos mil personas, está a toda su capacidad y entretenidos disfrutamos poco más de tres horas de la “La Bella Durmiente”, a cargo de 50 actores entre hombres y mujeres. Bien.
Sábado 12.- No hay compromiso de manera que después del desayuno nos vamos los cinco a caminar alrededor del hotel, lo hacemos un rato a la orilla de rio Moscova y en un área verde esperamos tranquilos para que a la 1.30 atender la cita para ir a conocer el Kremlin, ahora sí por dentro.
Puntual una dama de piel blanca, alta, más de 50 años ya nos espera en la recepción del hotel. Mi nombre es Gala y hoy y mañana seré su guía, nos dice al tiempo que nos invita a salir para ir subiendo a una camioneta justo para cinco pasajeros, ella y Ángel el chofer a quien nos presenta y de quien notamos que habla perfecto español, “es cubano al igual que mi marido”, aclara la señora al tiempo que avanza el vehículo con los siete a bordo.
Llegamos de nueva cuenta a la Plaza Roja; ahora para entrar al Kremlin somos objeto de una revisión por guardias del lugar, además del paso por el arco detector. Al lugar se le conoce como la “ciudad amurallada”, son 28 hectáreas de terreno, es una especie de triangulo irregular, vemos un buen número de construcciones, edificios de muchos años como tres catedrales; otro inmueble en donde despacha Putin, el teatro estatal que años antes fue sede del poder legislativo, etc.
Lleno de historia el lugar es visitado por cientos de personas que por sus rasgos deducimos son de diferentes partes del mundo. ¿Será que en pocos meses algo parecido va a ocurrir en México con Los Pinos? El posible nuevo heredero ya anticipó el hecho de abrir la casa presidencial para que toda la gente la conozca.
Seguimos recorriendo esta ciudad que data del año 1147, zona amurallada que en diferentes épocas de Rusia sirvió para proteger del enemigo al gobernante en turno, allá por los siglos XV y XVI. La guía nos va platicando la historia de este enorme país, cuya superficie es ocho veces más grande que el del nuestro. Todos los méritos para personajes como Lenin y no así para Stalín, como sucede en todas las partes del mundo para calificar a quienes van escribiendo la historia de sus pueblos.
Después de dos horas, el recorrido dentro del Kremlin ha terminado, un receso para comer algo y en seguida a conocer otros puntos de Moscú. El clima es agradable y en seguida estamos en el puente del patriarca, decenas de turistas, nos tomamos la foto sobre el rio Moscova, para después dirigirnos a conocer la Catedral del Cristo Salvador en este tierra en donde la gran mayoría profesa la religión cristiana ortodoxa, hay musulmanes, y Gala nos dice que en la gran ciudad de 12 millones de habitantes, sabe que existen tres o cuatro templos católicos, no más.
Las visitas siguen y ahora estamos en el puente del Crimea para de aquí ir al llamado Monasterio de las Doncellas, del que nos divide un lago al que se le conoce como el de los cisnes. Es buen momento para un breve descanso en sus amplias áreas verdes y ahora vamos a la colina de los gorriones. Una especie de loma en donde está la universidad estatal de Rusia, 45 mil alumnos de todo el país y extranjeros.
Aquí mismo un mirador que nos permite conocer gran parte de la capital moscovita, en primer plano el estadio de Luzhniki que nos dicen será la sede de la apertura y clausura del mundial de futbol que comienza aquí justo en un mes. Y vámonos a descansar. (Continuará…)