*Del Concilio Vaticano II y del compromiso pastoral en México.
Por: Redacción
Con 103 años, Mons. José de Jesús Sahagún de la Parra se ha convertido en una figura histórica de la Iglesia Católica. No solo es el obispo más longevo del mundo, sino también uno de los últimos cuatro prelados vivos que participaron en el Concilio Vaticano II, aquel parteaguas eclesial que redefinió el rumbo pastoral del siglo XX.
Nacido en Cotija, Michoacán, en 1922 —el mismo municipio que vio nacer a San Rafael Guízar y Valencia—, Mons. Sahagún fue ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1946. Quince años después, en 1961, el Papa San Juan XXIII lo designó como el primer obispo de la recién erigida Diócesis de Tula, en el estado de Hidalgo, iniciando una labor pastoral marcada por la entrega, la construcción y la cercanía con el pueblo.
Durante 24 años, Mons. Sahagún guio a la diócesis hidalguense con una visión pastoral profunda. “No había evangelización y, por lo tanto, no había vocaciones nativas”, recuerda Mons. José Antonio Fernández Hurtado, actual Arzobispo de Tlalnepantla, quien fue ordenado sacerdote por él. Pero con decisión y esfuerzo, el obispo transformó aquella realidad. Fundó el Seminario Mayor “El Huerto”, que comenzó a operar en 1964 y, posteriormente, recibió a seminaristas del histórico Seminario de Montezuma (EE. UU.) tras su cierre en 1972.

Más allá de la dimensión académica, su legado se hizo tangible también en el ámbito social. Mons. Fernández destaca que Mons. Sahagún promovió la construcción de viviendas dignas en la región del Valle del Mezquital, donde muchas familias vivían en condiciones precarias. “Nos llevaba a los seminaristas a ayudar en la construcción y, por las tardes, dábamos catecismo”, rememora con afecto.
En 1985, San Juan Pablo II le confió un nuevo desafío: ser el primer obispo de la recién creada Diócesis de Lázaro Cárdenas, en su natal Michoacán. Durante ocho años, hasta su retiro en 1993, el prelado se dedicó con la misma pasión a consolidar una iglesia local emergente. Desde entonces, vive en una residencia de religiosas en Michoacán, donde sigue celebrando diariamente la Eucaristía.
Según compartieron a ACI Prensa las Hermanas Diocesanas de Nuestra Señora de los Ángeles, el obispo no concede entrevistas ni recibe visitas por el momento, pero se mantiene fuerte y alegre gracias a su vida espiritual. “Celebra diariamente la Eucaristía. Es una de las razones que lo ha mantenido fuerte, alegre”, explicaron. “Nos ha enseñado a vivir con paz, a ser generosas y a pedirle siempre a Dios fortaleza”.
El carácter de Mons. Sahagún fue siempre cercano, sensible a las necesidades humanas. “Fue un gran constructor, pero también un hombre profundamente respetuoso con los pueblos originarios y promotor de la dignidad humana”, afirma Mons. Fernández Hurtado.
Su huella se extiende también al plano histórico: se extendió a tres de las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II, iniciadas el 11 de octubre de 1962 por San Juan XXIII. Aunque su participación no fue mediática, en su obra Diócesis de Tula: notas sobre sus primeros 25 años , describe al Concilio como “una acumulación de experiencias vitales”. Fue testigo, asegura, de un espíritu de unidad entre obispos del mundo entero “por hacer presente a Cristo en esta etapa de la humanidad”.
Hoy, junto a él, solo tres padres conciliares continúan con vida: Mons. Victorinus Youn Kong-hi (Corea del Sur), Mons. Daniel Verstraete (Sudáfrica) y el Cardenal Francis Arinze (Nigeria).

A pesar del paso de los años, Mons. Sahagún conserva intacta su capacidad de acogida. “Cuando lo visité en su centenario, me sorprendió su memoria, su atención a la gente. Siempre recibía con alegría a todos los que venían a verlo”, relata Mons. Fernández Hurtado.
A lo largo de su vida, ha demostrado ser un pastor incansable, desprendido de lo material, generoso con los demás y profundamente centrado en la Eucaristía, que ha sido —según quienes lo conocen— el verdadero motor de su longevidad y fortaleza espiritual.
Fuente: ACI Prensa. Más información en: https://www.aciprensa.com/noticias/112141/el-obispo-mas-longevo-del-mundo-mexicano-de-103-anos-sigue-celebrando-misa-a-diario?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=facebook&utm_source=socialnetwork&fbclid=IwY2xjawJik4ZleHRuA2FlbQIxMQABHhAloYp_kThB5yKsOHXvq_L-myaaWLKgECZ4jtOwe3h56J3qyIDLWqhwwvo4_aem_53YBdkCbYt_Gp9xsq0rsfA