Por José Antonio Trejo Rodríguez.
“Fue un auténtico líder popular y militar nato, ni Lenin, ni Stalin, se comparan con él. A diferencia de cualquier dictador latinoamericano de aquella época y también de la actual, Villa nunca lucró con su cargo para sacar provecho personal. Fue gobernador de Chihuahua y entregó sanas las finanzas públicas cuando se marchó; otro en su lugar se hubiera llevado el tesoro. Instauró programas de educación gratuita y obligatoria. Y además fundó, organizó y comandó al ejército profesional más poderoso de su época, la División del Norte. Nunca pudo ser capturado por Pershing durante la expedición punitiva aún y cuando ya solo lo seguían un puñado de sus hombres. Solo a traición lo pudieron matar”, sentenció el doctor Friedrich Katz, en su discurso de su admisión a la Academia Mexicana de las Ciencias, en el lejano verano de 1997 en la sala Alfonso Reyes del Colegio de México.
El texto lo recuperé de un artículo que escribí en la NI en octubre del año 2010, al fallecer el doctor Katz, biógrafo de Pancho Villa; laureado historiador, autor de “Ensayos mexicanos”; “La guerra secreta en México” y “Pancho Villa”, entre otros; fundador del centro Friedrich Katz en la Universidad de Chicago y condecorado con el Águila Azteca, la mayor distinción que México realiza a un extranjero, aunque Katz vivió mucho tiempo en suelo mexicano al que llegó junto con sus padres, huyendo de su natal Austria, perseguidos por Hitler.
“Pancho Villa: el centauro del norte” se titula la maravillosa serie disponible en Star+ con la actuación estelar de Jorge A. Jiménez en el papel de Villa y de Armando González como su compadre Tomás Urbina, ambos excelentemente caracterizados, las tomas al rostro de Jorge A. Jiménez muestran su estupenda interpretación, fruto de su preparación y profesionalismo. Incluso, es casi imposible reconocer a Armando González, famoso actor de populares series de televisión como “Julio César Chávez” y “40 y 20” y de películas como “Amar te duele”. Disfrútela si tiene la oportunidad.
Los diálogos de la serie son sensacionales, con un claro y acentuado tono de voz, el personaje de Villa refleja al Villa que describe el doctor Katz; al que piensa y actúa con la convicción de hacer lo correcto para su nación, sin pensar en su provecho personal, el revolucionario con mucha conciencia de clase que detesta a Carranza por ser un rico hacendado que no tenía ejército; todo ello describe a Villa como el auténtico revolucionario, el militar, el tomador de decisiones que, de acuerdo con la serie y con la historia, en acuerdo con Pascual Orozco y viendo la indecisión de Madero, González y Carranza, con marcada astucia envían el 8 de mayo de 1911 a sus tropas a atacar la guarnición federal en Ciudad Juárez a cargo del general porfirista Juan Navarro, de espaldas a la línea divisoria con los Estados Unidos para no caer en problemas diplomáticos, mientras, dicen en la serie, disfrutan de una malteada de fresa en El Paso, Texas (se anexa foto de ambos revolucionarios en un establecimiento de El Paso, tomada de la página de Facebook “Pancho Villa” que reúne 863 mil seguidores), brincándose la autoridad política de los coahuilenses, mostrando la transición de ambas figuras, pero acentuadamente de Villa, del plano meramente militar al político, tomador de decisiones, dado el poder de fuego que logró aglutinar en un corto periodo de tiempo.
La decisión militar de Villa y de Orozco derivó en la toma de Ciudad Juárez y la posterior firma de los “Acuerdos de Ciudad Juárez” el 21 de mayo de 1911, en los que se estipula la renuncia de Porfirio Díaz a la presidencia y de Ramón Corral a la Vicepresidencia, así como la creación de un gobierno interino encabezado por Francisco León de la Barra que llamó a nuevas elecciones en las que, finalmente, Francisco I. Madero fue electo presidente de la República. El mayor error de Madero en los citados acuerdos fue acordar licenciar a las fuerzas rebeldes, las que lo llevaron al triunfo; ese error lo condujo al cadalso el 22 de febrero de 1913, durante la decena trágica, urdida por las intactas fuerzas federales.
El pasado 20 de julio en la emotiva conmemoración del centenario luctuoso de Francisco Villa, la banda de guerra interpretó el toque de silencio, mientras el presidente de la República depositaba una ofrenda floral en memoria del revolucionario y montaba una guardia de honor, acompañado del Gobernador de Durango e integrantes de su gabinete. De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, “el toque de silencio” es una marcha solemne que se toca en honor a los héroes y para honra de los compañeros caídos; agrega que dicha marcha se interpreta como tradición diariamente al mediodía en los planteles militares. Es una marcha bellísima, búsquela en las redes sociales de la SEDENA.
Enseguida, un destacamento del Colegio Militar realizó una salva de fusilería. Los militares, perfectamente bien formados y sincronizados, ejecutaron el protocolo: retiraron la bayoneta de sus fusiles, la enfundaron, prepararon su fusil y a la orden de su superior dispararon al aire. Desenfundaron la bayoneta y la colocaron de nueva cuenta en sus fusiles antes de emprender la marcha.
En lo alto de un pedestal la enorme estatua del centauro del norte atestiguaba la ceremonia, con su sombrero, gran bigote, vestido a la usanza militar de la División del Norte, el primer gran ejército profesional revolucionario, como dijera el Doctor Katz, fundado, organizado y comandado por el héroe del pueblo, el que dio muestras de honradez en la administración pública de Chihuahua, el que pensó y actuó hace más de un siglo para acortar la brecha de desigualdad entre las personas a través de la educación pública, el primer revolucionario que tuvo la oportunidad de gobernar y lo hizo ejemplarmente en Chihuahua ¡Viva Villa! *NI*