*LOS OLVIDADOS.

Por José Antonio Trejo Rodríguez.

Es lúgubre el fondo musical de Gustavo Pitalugga, mientras se presentan los créditos de la cinta de Ultramar Films grabada en 1950, se aprecian las calles de una ciudad perdida en las inmediaciones de modernos edificios en proceso de construcción, resaltando los nombres del director Luis Buñuel y los artistas estelares: Estela Inda, Miguel Inclán, Alfonso Mejía, Roberto Cobo, Alma Delia Fuentes; la fotografía es de Gabriel Figueroa. 

“Esta película está basada en hechos de la vida real y todos sus personajes son auténticos” reza una leyenda antes de mostrar una escena de un barco en Nueva York, de la torre Eiffel en París, de la torre de Londres y del zócalo de la ciudad de México, la ciudad de los palacios, mientras se escucha la voz de un locutor hablando en el mejor estilo de algún documental de corte social:

“Las grandes ciudades modernas, Nueva York, París, Londres, esconden tras sus magníficos edificios lugares de miseria, que albergan niños mal nutridos sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Sólo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente, para que sean útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna, no decepciona a esta regla universal. Por eso, esta película basada en hechos de la vida real, no es optimista y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad”. 

Una palomilla disfruta en el barrio dando pases de torero, visten a la usanza popular de mitad de siglo pasado: overoles, sombreritos, camisetas a rayas con mangas cortas y muy pegadas al cuerpo, guangos pantalones de peto, beben unos tragos y se comparten cigarrillos que no todos aceptan, mientras hablan de que vieron a “el jaibo” que se escapó de la correccional. Resulta imposible resistirse a recordar la historia de la gran figura del toreo: Luis Castro “el soldado”.

Así principia Los Olvidados, cinta que este 30 de agosto celebró 21 años de haber sido inscrita por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, a propuesta de la Filmoteca de la UNAM y la Cineteca Nacional. La historia de Los Olvidados es digna de otra película. 

Estrenada con poco éxito en taquilla en diciembre de 1950; criticada por múltiples voces, que consideraban que la cinta denigraba al país y hasta hubo quienes pidieron la expulsión de Buñuel. Todo cambió cuando en 1951 Buñuel ganó el premio al mejor director del prestigioso festival de Cannes. El reestreno de la cinta tuvo mejor suerte y hasta obtuvo 11 premios Ariel, incluida mejor película y mejor director. 

A fines de los años 70 los derechos de las cintas de Buñuel, incluida Los Olvidados, fueron adquiridos por CLASA Films y posteriormente por Televisa, firma que depositó Los Olvidados en la Filmoteca de la UNAM que la restauró y durante ese proceso encontraron un final alternativo de la película, en pocas palabras un final feliz; también hallaron una cápsula comercial con escenas que no fueron utilizadas en la producción final. Cabe señalar que la Filmoteca Nacional mantiene en línea un acervo digital de imágenes de Los Olvidados que es muy grato visitar. 

La declaratoria de la película como Patrimonio de la Humanidad, ocurrida hace 21 años, es un gran reconocimiento al cine que no apostó por la corriente nacionalista surgida en México durante el periodo postrevolucionario; al contrario, mostró una cruda realidad de la población marginada y de quienes migran del campo a la gran urbe, con la aclaración, quizá para evitar la censura, de que ese fenómeno no es exclusivo de nuestro país.

Es soberbia la actuación de Miguel Inclán, un actor ya consagrado con antecedentes inmediatos como “Salón México”, “María Candelaria” y “Nosotros los pobres” que habla de sus vastas tablas en la industria cinematográfica. También la del joven Roberto Cobo, consagrado a los 20 añosen su primera película y bajo la dirección de Buñuel. Estela Inda llevaba la experiencia de haber participado a los 17 añosen “La mujer del puerto” de 1934, Los Olvidados le significó un premio Ariel. 

Alma Delia Fuentes, actriz desde pequeña, con participaciones en afamadas cintas como “Una familia de tantas” y la segunda versión de “Allá en el rancho grande”, aparece a los 13 años en Los Olvidados que le valió una nominación al Ariel, premio que recibe en 1951 por “Historia de un corazón”. Alfonso Mejía debutó en el cine con Los Olvidados que le dio a ganar un Ariel a mejor actor infantil y a partir de allí realizó una amplia carrera como actor, al lado de reconocidos directores, actrices y actores. Mario Ramírez, actor infantil que interpretó al niño que migra con su padre del campo a la ciudad y allí es abandonado a su suerte.

El día pardea, se escuchan las campanas de la capilla que llaman al rosario, los gansos graznan preparándose para el sueño reparador; el jaibo se dispone a guarecerse en una abandona construcción al final de un baldío, entra campante y tras breves instantes sale corriendo, tras de él van dos policías; uno de ellos le grita “alto o disparo”, el jaibo no se detiene y recibe un par de tiros. Cerca de allí, don Carmelo “el ciego” escucha los disparos, sabe es la policía persiguiendo al jaibo ya que él mismo delató su paradero y atisbando el aire dice lleno de rabia: “Uno menos, uno menos. Así irán cayendo todos. Ojalá los mataran a todos antes de nacer.” 

Los Olvidados, una película infaltable para quienes aman el cine y no se conforman con poco. Que el 21 aniversario de su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad sea el motivo perfecto para volver a disfrutarla. La encuentra en varios canales de YouTube, acompáñese de sus seres queridos y de su botana favorita. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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