*Ifigenia Martínez: su legado en el feminismo mexicano.
Por Magda Olguín
Ifigenia Martínez Hernández es una de las figuras más influyentes en la historia política, académica y feminista de México. Su vida y obra se entrelazan con el devenir del siglo XX en el país, un período marcado por profundos cambios sociales, políticos y económicos. Martínez no solo destacó por su trayectoria como economista, diplomática y política, sino también por su compromiso constante con la equidad de género y la justicia social. Su legado ha trascendido generaciones, convirtiéndola en un ícono del feminismo y en una pionera en la lucha por los derechos de las mujeres en México.
Ifigenia Martínez nació el 16 de junio de 1930 en la Ciudad de México. Desde una edad temprana mostró una inclinación hacia el estudio y la política, lo que la llevó a forjar una carrera académica de gran prestigio. Obtuvo una licenciatura en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y más tarde realizó estudios de posgrado en la Universidad de Harvard, una institución donde pocas mujeres mexicanas habían llegado en aquella época. Además, fue la primera mexicana en obtener un doctorado en Economía en la Universidad de Cambridge, un logro que refleja su alto nivel académico y su dedicación a la ciencia económica.
A lo largo de su carrera académica, Martínez se distinguió por su capacidad para interpretar y analizar la realidad económica de México y América Latina. Fue catedrática en la Facultad de Economía de la UNAM, donde formó a generaciones de economistas y donde impulsó la enseñanza de una economía crítica, basada en la equidad social y el desarrollo sostenible. Su enfoque siempre se inclinó hacia el análisis de las políticas públicas desde una perspectiva inclusiva, resaltando la importancia de la justicia social y la distribución equitativa de la riqueza.
A la par de su carrera académica, Ifigenia Martínez desarrolló una carrera política que la colocó como una de las voces más importantes en el ámbito legislativo mexicano. Fue electa diputada en varias ocasiones y desempeñó un papel crucial en la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), junto con figuras como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, en la histórica ruptura con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1988. Este movimiento no solo significó una sacudida en el sistema político mexicano, sino que también reflejó su compromiso con un cambio real en el país y con la democratización del poder.
Como senadora de la República y diputada, Ifigenia Martínez impulsó numerosas iniciativas de ley orientadas a la protección de los derechos humanos, con un énfasis particular en los derechos de las mujeres. Fue una defensora incansable de la igualdad de género, del acceso de las mujeres a la educación y al mercado laboral en condiciones justas, y del fortalecimiento de las políticas públicas para erradicar la violencia de género.
En el ámbito internacional, también fue embajadora de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde promovió el diálogo y la cooperación en temas de derechos humanos, igualdad de género y desarrollo sostenible. Su influencia trascendió las fronteras de México, llevando consigo una visión de justicia social que se ha convertido en un pilar del pensamiento feminista contemporáneo en América Latina.
Ifigenia Martínez no se definió explícitamente como feminista en los inicios de su carrera; sin embargo, sus acciones y logros la colocan como una figura clave en la lucha por los derechos de las mujeres en México. En un contexto histórico donde el acceso de las mujeres a los espacios de poder era extremadamente limitado, Martínez rompió barreras al destacar en un campo dominado por hombres y al convertirse en una de las pocas mujeres en ocupar cargos políticos de alto nivel durante los años setenta y ochenta.
El feminismo de Martínez es uno que se puede describir como interseccional y progresista, pues entendía que las luchas por los derechos de las mujeres no podían desvincularse de la lucha contra las desigualdades económicas y sociales. A lo largo de su vida, defendió una perspectiva crítica sobre el desarrollo económico que consideraba fundamental la participación de las mujeres en la vida económica y política del país. Además, promovió una visión del feminismo que incluyó a las mujeres de las clases trabajadoras, a menudo invisibilizadas en los discursos tradicionales.
Uno de los mayores aportes de Martínez al feminismo en México fue su capacidad para integrar la lucha de las mujeres en la agenda política nacional. Gracias a su influencia, temas como la violencia de género, la desigualdad salarial y la participación política femenina se convirtieron en asuntos prioritarios dentro del Congreso y del Senado. Esto fue especialmente relevante en un contexto en el que las políticas públicas rara vez tomaban en cuenta las necesidades específicas de las mujeres.
El legado de Ifigenia Martínez es vasto y multifacético, pero su mayor impacto probablemente radicó en su capacidad para abrir camino a nuevas generaciones de mujeres en la política y en la academia. Gracias a su trabajo pionero, más mujeres han podido acceder a cargos de poder y tomar decisiones que afectan la vida de millones de personas. Su figura es un recordatorio de que, aunque los cambios sociales son lentos, es posible transformarlos a través de la persistencia, el conocimiento y el compromiso con la justicia.
Para las jóvenes feministas de hoy, Ifigenia Martínez representa una fuente de inspiración. Su vida demuestra que es posible desafiar las estructuras de poder patriarcales desde dentro, con una combinación de inteligencia, ética y valentía. Martínez también es un ejemplo de que la lucha por la equidad de género no está desligada de otras luchas sociales, como la erradicación de la pobreza y la desigualdad.
Además, en un contexto contemporáneo donde la participación política de las mujeres aún enfrenta muchos desafíos, el trabajo de Martínez sigue siendo relevante. Su énfasis en la formación educativa, la equidad salarial y la protección de los derechos humanos son temas que resuenan con los movimientos feministas actuales, como el movimiento #MeToo y las manifestaciones en favor del derecho a decidir sobre el cuerpo de las mujeres.
Ifigenia Martínez ha dejado una huella indeleble en la historia de México y en la lucha por los derechos de las mujeres. Como académica, política y feminista, su vida y obra han demostrado que el cambio es posible cuando las personas se comprometen con la justicia y la igualdad. Su legado sin duda seguirá vivo en cada mujer que lucha por sus derechos, en cada joven que se atreve a alzar la voz en espacios que históricamente les han sido negados. En un México que sigue transformándose, Ifigenia Martínez es un faro que ilumina el camino hacia una sociedad más justa, equitativa e inclusiva… vuela muy alto Ifigenia y descansa en paz… Mis redes sociales son: Magda Olguín en FB y @malenitaol en Instagram. *NI*