*La Gentrificación en México: ¿Progreso o Desplazamiento?
Por Magda Olguín
La gentrificación es un fenómeno que ha tomado fuerza en las principales ciudades de México en los últimos años. Se define como el proceso de transformación urbana en el que áreas tradicionalmente habitadas por personas de ingresos bajos o medios son revitalizadas, lo que resulta en un aumento del valor de las propiedades y, en consecuencia, en el desplazamiento de los residentes originales. Aunque este proceso puede traer consigo mejoras en la infraestructura y servicios, también plantea serias preguntas sobre la justicia social y la preservación de la identidad cultural de estas comunidades.
El geógrafo Luis Alberto Salinas Arreortua, investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, se dedica a estudiar este fenómeno y las políticas de vivienda que genera, al favorecer a las grandes inmobiliarias, empresarios del sector vivienda, situación que perjudica a la población nativa de una colonia o barrio anteriormente empobrecido, la cual tiene que migrar ante el aumento de costos económicos de las nuevas viviendas, explicó.
“La gentrificación es un proceso de reestructuración de relaciones sociales en el espacio. Hace referencia a que distintos sectores de la población con mayor capacidad económica se apropian de espacios urbanos que presentan ciertas cualidades, por ejemplo áreas verdes, buena ubicación, equipamiento, infraestructura y zonas culturales que son muy buscadas por el capital inmobiliario”, detalló.
Uno de los principales argumentos a favor de la gentrificación es que puede revitalizar áreas que han sido descuidadas durante años. En lugares como la Ciudad de México, barrios como la Roma, la Condesa o el Centro Histórico han experimentado una transformación significativa. Estos barrios, antes considerados inseguros o poco atractivos, ahora son el hogar de cafés modernos, galerías de arte, boutiques y restaurantes gourmet. Los nuevos desarrollos han atraído a una clase media y alta que busca espacios urbanos con estilo, acceso a la cultura y una vibrante vida social.
Sin embargo, este proceso de “mejora” tiene un costo alto. A medida que los precios de la vivienda aumentan, los residentes de larga data, a menudo pertenecientes a clases trabajadoras, se ven obligados a mudarse a áreas periféricas menos desarrolladas y con menos servicios. Este desplazamiento no solo implica un cambio de residencia, sino también una pérdida de comunidad, de redes de apoyo y de una identidad cultural que ha sido forjada a lo largo de generaciones.
Al emigrar a las zonas conurbadas de la Ciudad de México, algunas lejanas en el Estado de México e Hidalgo, los pobladores empobrecidos se enfrentan a un complejo problema de movilidad, pues la distancia les representa hasta dos horas de camino para llegar a su trabajo o escuela y gastar bastante en transporte, comentó el investigador.
“Además, carecen de servicios básicos como agua y drenaje, y con frecuencia abandonan esas zonas lejanas para buscar nuevas ubicaciones en la ciudad”, señaló́.
Explicó que la migración hacia las periferias ha generado la construcción de 500 mil viviendas de interés social, de 2004 a 2014; 53 por ciento de ellas ubicadas en Tecámac, Zumpango y Huehuetoca (municipios del Estado de México), pero varias están deshabitadas y los propietarios tienen que rentar en sitios más cercanos a los centros laborales.
En México, la gentrificación no solo es una cuestión de desplazamiento económico, sino también de transformación cultural. Los barrios que están siendo gentrificados suelen tener una rica historia y una identidad única. La llegada de nuevos residentes, con gustos y estilos de vida diferentes, puede erosionar la cultura local. Lo que una vez fue un barrio lleno de tradiciones, puede convertirse en un lugar homogéneo y orientado al consumo, donde lo auténtico y lo local son reemplazados por lo “moderno” y lo “trendy”.
Esta transformación cultural también está ligada a una percepción de exclusión. Los residentes originales pueden sentirse desplazados no solo físicamente, sino también social y culturalmente. La gentrificación puede generar un ambiente donde la cultura y las costumbres de las clases trabajadoras son vistas como obsoletas o indeseables, en lugar de ser valoradas y preservadas.
El papel del gobierno en la gentrificación es crucial. En muchas ocasiones, las políticas urbanas y los incentivos fiscales para desarrolladores inmobiliarios han facilitado este proceso, sin tomar en cuenta el impacto social en las comunidades afectadas. Es imperativo que las autoridades adopten un enfoque más inclusivo y sostenible para el desarrollo urbano, que no solo se centre en el beneficio económico, sino también en el bienestar social y cultural de todos los ciudadanos.
La sociedad civil también tiene un papel importante que jugar. Organizaciones vecinales, colectivos culturales y activistas urbanos han alzado la voz en contra de la gentrificación descontrolada, proponiendo alternativas como la vivienda asequible, la conservación de espacios públicos y la promoción de economías locales que beneficien a los residentes originales. Estas iniciativas buscan equilibrar el desarrollo con la preservación de la identidad y la justicia social.
La gentrificación en México es un fenómeno complejo, con tantos beneficios como perjuicios. Si bien es innegable que puede traer consigo mejoras en la infraestructura y servicios, también es un proceso que, si no se gestiona adecuadamente, puede causar daño irreparable a las comunidades que han dado vida y carácter a nuestras ciudades. Es responsabilidad de todos —gobierno, desarrolladores y ciudadanos— asegurar que el progreso no signifique desplazamiento, sino inclusión y respeto por la diversidad que define a México.
Salinas Arreortua reconoció́ que el fenómeno se da en las ciudades grandes y medias, en calles específicas con cualidades, también ocurre en el sector rural, en sitios que presentan distintos atractivos culturales, naturales y económicos que vuelve interesantes para que se invierta con capital privado dirigido a vivienda, oficina o comercio, como en los Pueblos Mágicos, que son espacios rurales atractivos para el turismo nacional e internacional y con cualidades culturales.
En ellos los programas del gobierno federal han incentivado distintas mejoras y apoyo económico, a fin de que su vocación se mantenga turística, pero se encarecen los precios, alquileres, el costo de la vida en general. Para el especialista se requiere una política de vivienda más equilibrada, sin duda la gentrificación es un fenómeno complejo que tiene un impacto significativo en el estilo de vida de los mexicanos y que en ciudades como Tula la vemos la problemática cada vez más cerca.
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