Casi a un año de que termine la actual administración municipal, Mario Francisco Guzmán Badillo se convirtió ya en presidente municipal sustituto de Tula de Allende para cubrir la forzada ausencia de Manuel Hernández Badillo, vinculado a proceso y suspendido ya de sus derechos políticos.
El asunto se veía venir desde hace meses a pesar de los intentos del aludido por desmentir ese rumor y tratar de convencer que todo bien en su gobierno; tan bien que él ya buscaba convertirse en senador de la República para el próximo sexenio.
Se sabe que el doctor Guzmán no estaba convencido de asumir el cargo, seguramente por la complejidad que ello representa, pero al final de cuentas cumplió con lo establecido en la ley, toda vez que cuando las elecciones él aparecía en la planilla ganadora como el suplente de Manuel Hernández –habrá que evitar el Badillo para no confundirnos, toda vez que ambos lo llevan por la vía materna, aunque bien se sabe que no hay lazos consanguíneos.
En condiciones normales servir a Tula no resulta nada sencillo –aunque hoy es más complejo que hace 20 años- hacerlo sólo por 12 meses y asumir el cargo con una carga extra de recibir un gobierno sin rumbo, con colaboradores que en su gran mayoría la gente no les tiene confianza, por incapacidad o por corrupción o por ambas.
Además, con un Cabildo con casi las mismas “virtudes”, salvo honrosas excepciones en donde de los 20 espacios, tal vez nos sobren dedos de una mano para distinguirlos. Se habla de que el problema que tumbó a Manuel no se reduce a él – lo que resulta absolutamente normal y creíble- que bien se podría investigar no sólo a funcionarios y empleados, sino incluso a los propios regidores.
Y es justo al interior del Ayuntamiento en donde Guzmán tendrá que mostrar habilidad para hacerlos caminar en el sentido que a Tula le conviene, a reserva de que alguno de ellos pueda ser también procesado y en consecuencia llamar a su suplente, pero por mientras que se sumen al trabajo y a las políticas que el doctor proponga.
Escuchamos al presidente entrante responder a cuestionamientos y parece bien cuando ofrece gobernar más allá de los partidos políticos. Proceder contra alguien más del gobierno municipal, previa investigación que se haga al respecto y ofreció rodearse de gente capaz y comprometida no sólo con él sino con el municipio que ahora gobierna.
Y no se trata de hacer leña del árbol caído, pero hay acciones que sólo requieren voluntad, ganas de hacer las cosas para que en Tula comenzamos a ver el cambio que tanto necesitamos. Nos decía Baptista en entrevista reciente que de más de 30 patrullas que recién se adquirieron sólo hay ¡seis! en servicio, parece increíble tanta desatención a un tema tan sensible como es la seguridad, por ejemplo.
Abrir ya a la circulación la céntrica calle 5 de Mayo. ¡Desde que comenzó el 2023!, la cerraron para ampliar el drenaje y pavimentarla, y a ocho meses de distancia sigue cerrada. Nos parece inconcebible.
Hay otras acciones que más que recursos económicos requieren voluntad. Limpieza de calles y recolección de basura; la reparación y mantenimiento del alumbrado público; repintar los pasos peatonales en el centro de la ciudad, etc. Claro en todo, pedir el apoyo ciudadano, pero éste se va a dar debido al interés que se vea en el gobierno local.
Mucho se ha dicho que el equipo del exalcalde estaba compuesto en su gran mayoría por personajes con quienes se tenía algún compromiso político. Pero bueno un año fue tiempo más que suficiente para pagar ese pendiente y si el funcionario en cuestión no dio el ancho, pues gracias, adiós y a rodearse de gente capaz. Cosa que nunca ocurrió. Y bueno con todos esos personajes el compromiso fue con Manuel no con Mario Francisco. Cuando menos así lo creemos.
Nos parece que resulta valioso en el actual escenario el hecho de que Paco Guzmán conoce bien tanto a munícipes como a funcionarios; no hay que olvidar que al inicio de la actual administración él fue el secretario general municipal. Trascendió entonces que una decisión tomada por el ahora presidente no gustó a Manuel y ahí terminó el romance político entre ambos.
Se escucha que Guzmán es de buen trato. En lo personal lo hemos tratado poco y tenemos la misma impresión. Pero también se sabe que en su camino laboral atiende varias responsabilidades al mismo tiempo, lo que no siempre permite entregar buenas cuentas.
Está claro que la actual responsabilidad que ahora ha asumido no admite distractores de índole alguna. Tal vez no haya un cargo en el servicio público tan apasionante como ser presidente municipal, pero estoy seguro de que no hay responsabilidad alguna que exige nuestros cinco sentidos y las 24 horas de los 365 días que va a gobernar Tula. ¡Éxito!
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero …En Confianza. *NI*