Sin duda que el cierre de precampaña en la CDMX de la hidalguense Xóchitl Gálvez despertó la esperanza no de miles que asistieron, sino de millones de mexicanos que supimos de un escenario abarrotado, lo que puede significar que venga un ejercicio democrático parejo que concluye con la jornada electoral del próximo 2 de junio, entre las dos damas inscritas para la contienda presidencial.
Y es que salta a la vista que hoy la coalición Fuerza y Coraje por México, es decir PAN, PRI y PRD no son gobierno ni a nivel federal, ni en la CDMX, ni estados colindantes, lo que de inmediato se traduce en que no hubo acarreados, es decir asistencia de gente a quienes sus jefes les obligan a asistir a eventos y no porque estén convencidos del partido o de la candidata. Ahora no fue el caso.
Ciertamente estuvieron los dirigentes nacionales de dichos partidos, pero no se vio la propaganda partidista de alguno de ellos y sí algo muy importante: la asistencia de gente que aclara no pertenecer a ninguno de ellos. Es decir, son parte de la llamada sociedad civil.
Y ojo porque este amplio sector de la población en edad de emitir su voto en México puede decidir una elección sí se deciden a salir a sufragar el primer domingo de junio. Basta recordar la manifestación que en la capital del país y en muchas otras ciudades se dio en defensa del INE hace apenas no mucho tiempo.
Sin duda, y más allá de filias o fobias, este hecho es sano para la democracia en México. Pues anticipa un proceso competido muy a pesar de la posición que desde hace tiempo ha asumido el presidente de México, quien lejos de dedicarse a atender un país que padece niveles de inseguridad como nunca, por ejemplo, se ha dedicado a coordinar la campaña de su corcholata favorita.
Viene ahora varias semanas de receso en el proceso político, tiempo en que las miradas se van a centrar en los nombres y cargos de los que aspiran al senado, a las diputaciones federales, a las locales, en algunas entidades a las gubernaturas y en otras como en Hidalgo, también las alcaldías. Para que la campaña presidencial comience junto con el tercer mes del 2024.
Así como hoy se ha visto a los dirigentes de dos de los tres partidos, con acciones y declaraciones que les ha valido más silbidos que aplausos de propios y ajenos, la realidad es que Xóchitl podrá avanzar entre más distancia allá de ella para con los partidos que la postularon. Este escenario nos obliga a analizar el futuro de los institutos políticos en nuestro país. Hay un desgaste de todos, de todos.
Se ha dicho que después del destape que de Xóchitl hizo el presidente Obrador cuando le cerró las puertas de “su” palacio, la de Tepa subió como la espuma, pero enseguida cayó en una especie de marasmo que según algunas encuestas la hicieron aparecer hasta casi en una inalcanzable diferencia de 30 puntos por debajo de Sheinbaum.
En este escenario el último evento en esta fase del proceso –aunque nos sigue pareciendo inútil este tema de las precampañas- levanta el ánimo de millones de mexicanos decepcionados de más de cinco años de un gobierno que ha dado muestras palpables de ineficiencia y corrupción, y que hasta hoy somos testigos de un coordinador de campaña que a diario y desde el púlpito presidencial está dedicado a asegurar la continuidad de un gobierno de izquierda, valiéndose para ello de toda clase de actitudes, ataques verbales, descalificaciones y todo lo que él considere que le ayude a su partido a conservar el poder que consiguió y mal a usado. Y la mejor muestra de esta indebida actitud los vemos en la reciente decisión del Tribunal Federal Electoral al determinar que AMLO vulneró la equidad electoral.
Ojalá que estas semanas Xóchitl y su equipo afinen estrategias, cierren filas, corrijan fallas, afinen detalles y orienten de la mejor forma a la militancia partidista de los tres institutos que hoy la impulsen, para sumar adeptos. E insistimos, lo más importante: la suma de la sociedad civil apartidista a este proyecto.
Que la Fuerza y Coraje por México logre buenos acuerdos para que mujeres y hombres que en su momento abanderen esta coalición y se conviertan en excelentes compañeros de campaña de Gálvez como candidatos al senado y a las diputaciones federales, logren lo que hoy parece que ha desaparecido del escenario político de México: la división de poderes.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… En Confianza. *NI*