*Los valientes no huyen.
Después del sexenio del último presidente de la República emanado de este partido, Enrique Peña Nieto, es claro que el Partido Revolucionario Institucional ha ido cuesta abajo en todo el país, al tiempo que Morena con López Obrador al frente, se posiciona hoy en día con 22 de las 32 entidades en el territorio nacional con gobernadores emergidos de este partido. Y no es mentira cuando por sobrenombre se habla de Primor, por el hecho que gran parte de los militantes del partido en el gobierno hasta hace poco fueron priistas.
El caso es que en Hidalgo después de la contundente derrota de la candidata a gobernadora Carolina Viggiano –a la sazón secretaria general del CEN del PRI- se agudizó la crisis, pues todos vimos la falta de apoyo a la candidata de figuras como el todavía para entonces gobernador Omar Fayad y la tibia participación de otras figuras como el senador Miguel Osorio.
La crisis continúa y este martes 20 la fracción priista de diputados locales renunció a su militancia en este partido, porque a decir del líder de la fracción y hasta entonces presidente del Comité estatal del tricolor, “las acciones de la dirigencia nacional han echado abajo el trabajo de la base priista… y nos manifestamos en contra de la simulación que se promueve desde el Comité Ejecutivo Nacional”.
En un poco entendido mensaje Julio Valera puntualiza en su discurso de despedida que “nuestro compromiso será permanente”, inexplicablemente convoca a las estructuras del partido “a nunca dejar de levantar la voz para que su voz sea escuchada”. ¿Acaso correr es levantar la voz?
Es claro que las diferencias se han recrudecido por lo que ocurre en el PRI nacional, en donde el presidente Alejandro Moreno, Alito, obtuvo –sí legal, pero no éticamente- una prórroga en su mandato para que sea él y no su relevo quienes decidan las candidaturas del próximo año, comenzando por la presidencial.
Con tantas derrotas acumuladas y tantos frentes abiertos –es de todos sabidos las diferencias con el senador hidalguense Miguel Osorio- para la mayoría de priistas la declinación en el cargo de Alito era lo más apropiado, pero no. Y esa tozudez, en la que se lleva a Carolina, hoy tienen así al PRI. Se dice que la postura de Alito es consecuencia de los oscuros acuerdos con AMLO, y no lo dudamos, en la tarea de desaparecer al otrora invencible partido.
Nunca he negado mi militancia en este partido y como tal no comparto la postura de los diputados y de gran parte de la dirigencia estatal del PRI que se van. Se asegura que todo es consecuencia de seguir la huella de Omar Fayad, quien hace días también hizo pública su renuncia al partido que durante 40 años le permitió escalar cargos en los tres niveles de gobierno.
Dice Valera que él y sus compañeros tienen un compromiso con la ciudadanía. ¿Acaso le preguntaron a la ciudadanía si se salían del PRI? Ellos, Omar y quienes se han salido del partido que les dio cobijo y hasta chamba, deberían luchar en forma ordenada y coordinada para salir de esta crisis y no correr como cobardes.
Lo anterior no significa que los priistas debemos ser sumisos a las imposiciones de Alito o de Carolina, de quien tengo la mejor de las opiniones. Es una mujer valiosa, inteligente, valiente que ante la oportunidad que tuvo hace años de jugarla junto con Alito para la dirigencia nacional del PRI, consiguió –muy merecida- la candidatura al gobierno del estado. Antes y ahora estoy convencido que ni Israel Félix ni nadie tenía más méritos que ella para asumir ese reto y condeno nuevamente la postura de gente como el gobernador de no jalar entonces para el mismo lado.
De manera tal que Alito ha hecho un mal trabajo. Simplemente de 20 elecciones para gobernador sólo ganó recientemente Coahuila, curiosamente la entidad en donde gobernó hace años el hoy diputado federal y líder de la fracción priista Rubén Moreira, esposo de Carolina.
En mi percepción en Hidalgo los senadores, Nuvia y Miguel, los alcaldes, los diputados federales y los locales, que hoy son el tema, deben sumar esfuerzos, para enderezar el barco, pero no correr ahora cuando la militancia del tricolor sufre los embates del partido en el gobierno.
¿Qué es lo que quieren? ¿Regresar cuando ya no estén Alito y Carolina y entonces partir desde cero y decirle a la militancia que ya se fueron aquellos, que ya se regresen? Será muy difícil por no decir que imposible.
Los valientes no huyen y menos en estos tiempos.
Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero…En Confianza. *NI*