*Nada que ofrecer al turismo.
Terminó la Semana Santa, pero todavía estamos en periodo de vacaciones escolares, debido a las dos semanas de asueto que autoriza la Secretaría de Educación Pública en todo el territorio nacional. Momento oportuno entonces para echar una revisada al tema del turismo nacional y extranjero que visita Hidalgo y en particular Tula.
Sin duda nos ganó la atención lo dicho a los medios locales días antes del asueto, por el director del INAH en Hidalgo, el arqueólogo argentino Osvaldo José Sterpone en el sentido de que en Tula se ha registrado un descenso en el número de visitantes a la Zona Arqueológica. No hay quien pueda alegrarse de esta triste y penosa realidad.
¿Quién debe ponerse las pilas en este tema? A nivel municipal no cabe duda alguna que las autoridades, que hoy encabeza el doctor Guzmán, tienen la responsabilidad en el tema. Tal vez no de resolverse, pero sí preocuparse por gestionar pendientes que resueltos le deben abonar a este rubro de turismo.
Tal vez podamos omitir algún renglón, pero por ejemplo ya van tres años que se colapsó el puente colgante sobre el río Tula en la inundación del 6-7 de septiembre del 2021. Como sabemos este lugar enlaza peatonalmente a la zona centro de la ciudad con la colonia 16 de Enero en donde se localizan los mundialmente famosos Atlantes.
No hay manera de restablecer esta conexión para que los turistas que llegan a la Zona Arqueológica puedan caminar a la ciudad y a la inversa. Sin duda la obra debe hacerse con recursos federales, no sabemos si la autoridad municipal ha realizado las gestiones y la insistencia que el caso amerita, porque lejos de ello hoy como todos sabemos el río se ha convertido en canal de agua negra, vista que como podemos imaginar resulta poco atractiva para propios y extraños.
No olvidar que la falta de este puente también afecta a los propios vecinos de la popular colonia, pues para entrar o salir de esa zona tienen que caminar al puente 5 de Mayo. Otra: la puerta sur cerrada desde siempre es un caso para Ripley. Se acondicionó desde hace 20 años y desde siempre permanece cerrada. Aquí que es por donde el turismo conectaría con la ciudad, pero nada. Sigue durmiendo el sueño de los justos.
Desde hace tiempo el llamado Tulabús está fuera de servicio. Este transporte gestionado por autoridades municipales anteriores ya era una tradición verlo con turistas visitando los puntos de interés de la ciudad. Muy modesto si quieren, pero ya se tenía esta opción como atractivo para el turismo. Le faltan refacciones, razón que suena a pretexto o justificación a la indolencia y falta de interés.
Un atractivo es el balneario La Cantera, que después de algunos meses fuera de servicio por algún problema técnico que hizo que de pronto se terminara el agua termal, ya está abierto al público en general. Como saben está localizado en terrenos de la comunidad que todos conocemos como la Segunda de El Llano.
Vale la pena dos acotaciones, los señalamientos prácticamente no existen, de manera que las familias que saben de su existencia, pero no conocen bien su ubicación, pues a perderse un rato. Y la otra para acceder sea por San Pedrito o por la propia Segunda, no hay más que caminos de terracería. El tema de los señalamientos no hay duda de que los dueños deben atender el pendiente
y la pavimentación pues tendrá que ser la gestión de ellos mismos ante el gobierno estatal y/o municipal. Ojalá que el hecho de que un integrante de la familia dueña del balneario –después de muchos años de pleito con la comunidad-, que hoy es funcionario del gobierno de Menchaca, le permita superar esta añeja deficiencia, porque si no es ahora, cuándo.
En el centro de Tula es muy común ver las calles con basura, montones de desechos porque no ha pasado el camión recolector. El alumbrado también es muy deficiente, nada que lucirse ante nuestros visitantes. El único museo con el que se cuenta en la ciudad, mucho muy modesto, pero insistimos, no hay más que nuestra Sala Histórica y tampoco se ve interés alguno en cambiar las cosas.
El tianguis y el mercado que tendrían que ser puntos de interés, también casi en el abandono. En el tianguis los comerciantes han hecho el esfuerzo por mejorar; en el mercado, los problemas internos y la falta de interés del gobierno, lo tienen casi siempre como un inmueble con poca clientela, aunado al eterno problema de falta de estacionamiento.
La Plaza de las Artesanías con la mayoría de sus locales cerrados por falta de clientela, por ello mismo no los abren y se convierte en un círculo vicioso. El corredor Quetzalcóatl sufre para mantenerse como una calle para el turismo. En ella hay comercios que nada tienen que ver con el turismo, pero muchos dirán que peor es nada.
Es caro el transporte público para llegar a Tula, principalmente procedente de la capital del país. 175 pesos el pasaje, cuando por ejemplo de Pachuca también a la CDMX el costo es apenas un poco más de la mitad. Claro, aquí el pulpo de AVM con la complacencia de las autoridades correspondientes, evita la competencia y no hay alternativas.
El escenario en materia de turismo es penoso; triste por decir lo menos, pero tenemos esperanzas que, con el resultado del próximo 2 de junio, las cosas cambien, para bien de los tulenses, mientras aquí seguimos aparrados en esta tierra de gigantes.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… En Confianza. NI