Por José Antonio Trejo Rodríguez.
La rumba es un ritmo musical originado durante el siglo XIX en la isla bella, así llamaban a Cuba en el Chanoc, aquella estupenda y popular historieta mexicana de los años 70s. La rumba, dicen los conocedores tiene raíces africanas y se interpreta únicamente con percusiones; también intervienen cantantes y se puede bailar con pareja o en solitario, moviendo la pelvis y la cadera al ritmo que marca la clave.
De tal forma que los especialistas establecen en la amplia bibliografía disponible sobre el tema que, la el cine de rumberas llegó a México de la mano del cineasta Juan Orol, nacido en España, pero criado en Cuba y su entonces esposa la bellísima bailarina y actriz cubana María Antonieta Pons, también llamada “Maritoña Pons” y “el ciclón del caribe”, con la película “Siboney” de 1938, inaugurando una novedosa vertiente en el cine mexicano de la época de oro; centrándose en tramas más urbanos, privilegiando la vida nocturna de la creciente Ciudad de México y en algunos casos, con tramas en las que chocaron las vertientes nacionalista rural y la urbana de la mano del citado Orol.
Es muy recomendable buscar en YouTube y disfrutar la cinta “La reina del mambo” estrenada en 1951, en la que Maritoña Pons interpreta a una joven de excelente posición, que es engañada por un desalmado y para sobrevivir entra al mundo de la farándula como bailarina. No se pierda “el mambo del ruletero” que es interpretado por la orquesta de Pérez Prado. Mención aparte, por genial, es la incursión de Pepe Guízar, al igual que la de Elisa Berumen y de un grupo de comediantes excelsos, no he encontrado información exacta sobre ellos, pero parece que participaba el actor cubano Eduardo Vivas; esos comediantes presentan un número bastante gracioso, interpretando a un grupo de vecinos de Falfurrias que llegan a reventarse un mexican tequila en un centro nocturno de Ciudad Juárez, no se lo pierda, porque en verdad es sensacional.
Aunque Lupe Vélez, interpretó y bailó “Negra consentida” de la autoría de Joaquín Pardavé, al lado de la orquesta de Xavier Cugat, el Pérez Prado español; en la película de 1939 “The girl from México”, la interpretación no podría considerarse rumba, pues la orquesta utiliza trompeta, cuerdas, percusiones y piano y la llamada “mexican spitfire” solo se contonea un poco al cantar. Así que la primera y única gran rumbera mexicana, coinciden los estudiosos, es Meche Barba, nacida en Nueva York, pero avecindada y nacionalizada mexicana desde pequeña.
Meche Barba “la rumbera mexicana”, debutó en la pantalla grande en 1944 y se le conoció también como “la Rita Hayworth mexicana”. Actuó frecuentemente junto al gran Fernando Fernández, conocido como “el crooner de México”; medio hermano de los conocidos actores Emilio “indio” Fernández y Jaime Fernández. Meche Barba es la única mexicana que forma parte del conjunto de 5 rumberas identificadas como pilares del género cinematográfico.
“La bomba atómica” Amalia Aguilar, también llegada de Cuba en 1945, extraordinaria bailarina, con estudios en ballet; su carrera se centró en películas del género de la comedia, incluso rodó “Calabacitas tiernas” al lado de Tin Tan y Rosita Quintana.
La cuarta en la lista es la gran Ninón Sevilla, que llegó de Cuba a nuestro país en 1946, traída por la que fuera su casa fílmica Cinematográfica Calderón, impulsando la producción de películas al lado de figuras destacadas del cine mexicano, con tramas más elaboradas.
En ese año de 1946 también llegó a México la deslumbrante Rosa Carmina, traída de Cuba por el cineasta Juan Orol. Además de participar en el cine de rumberas, incursionó junto a Orol en el género dramático, abordando en una sola cinta, “Gangsters contra charros” de 1948, al cine estelarizado por cantantes vernáculos, orgullosos de su nacionalismo y encarnado por José Pulido en su papel de “Pancho Domínguez” el malvado bandido conocido como “el charro del arrabal”, enfrentado al gánster llegado de Chicago, el desalmado Johnny Carmenta, interpretado por el propio Juan Orol.
Es espectacular la confrontación, dentro de esta sola cinta, entre las visiones campirana nacionalista y la urbana, con su vida nocturna; sin embargo, Orol no maneja finales felices que tanto los filmes de corte rural, como las tramas urbanas llegaron a ofrecer. En “Gangsters contra charros” todos mueren, incluida Rosa, cuyo amor era disputado por ambos bandidos, con la misma intensidad con la que se disputaban la supremacía de sus delictivas actividades.
Las películas de las cinco grandes rumberas del cine de oro mexicano pueden ser admiradas en las programaciones que realizan los canales especializados en cine mexicano de la época de oro, incluido el Canal Once; así como en canales de YouTube o páginas de Facebook que tienen los seguidores de ellas y que además de compartir fotografías e información, también comparten películas que difícilmente se encuentran en alguna otra plataforma. Ojalá que tengan la oportunidad de disfrutarlas. *NI*