Esta semana se cumplió un mes que las autoridades estatales aprehendieron a Manuel Hernández Badillo, hasta entonces presidente municipal de Tula, por un aparente quebranto a las finanzas públicas municipales por más de 60 millones de pesos. Lo han vinculado a proceso y hoy ya está en funciones de presidente municipal constitucional suplente el Dr. Mario Francisco Guzmán Badillo.
Más allá de filias o fobias no podemos estar felices de ver tras las rejas a alguien que tuvo una tarea tan complicada, pero tan apasionante como la de ser alcalde de la tierra que nos vio nacer. Y mientras Badillo resuelve su situación legal, el Congreso local le desposeyó oficialmente del cargo de elección que detentaba el oriundo de Bomintzhá.
Sin duda es muy pronto para juzgar si Paco Guzmán está haciendo bien o no su inesperada tarea.
Seleccionar a su equipo de trabajo con el tiempo encima, damos por descontado que tampoco es sencillo. Una de las razones naturales es que si se trata de un buen elemento –mujer u hombre- lo más seguro es que al invitar a ella o a él, ellos trabajen y no van a aventar la chamba así por así para ir corriendo a trabajar al municipio.
Y bueno, si están disponibles en cualquier momento, es casi seguro que es porque no les gusta trabajar o no duran en la chamba por incapaces o deshonestos y bueno pues se van a trabajar a la presidencia, mientras les sale algo mejor, todavía dirían.
Hasta donde nos hemos dado cuenta aún siguen algunos directores que lo fueron con Hernández Badillo, no sabemos si han sido ratificados o bien Paco no encuentra el perfil ideal para la tarea en cuestión y se dé el esperado relevo.
No olvidar que el hoy presidente trabajó en la fallida administración en su calidad de secretario general municipal, ello le permitió sin duda dos escenarios. Conocer al equipo de Badillo, de los cuales él como segundo de a bordo fue su jefe inmediato; y dos, saber las capacidades y buenos (o malos) antecedentes de cada uno de ellos.
Se supo que al llegar le pidió a cada uno su renuncia, que fue lo más correcto, aunque seguramente triste y doloroso para algunos que nunca pensaron en la caída de Manuel y por consiguiente en el repentino final del periodo de trabajo en el servicio público.
Algo de lo que se veía con la administración de Hernández Badillo, fue el exceso de personal en la mayoría de las áreas y de que a pesar de ello los resultados no eran los esperados en áreas tan importantes como servicios públicos, pues la basura en las calles y la falta de alumbrado eran constantes en el fallido gobierno.
Paco tiene una enorme ventaja: los favores políticos que debía Manuel fueron de él y de nadie más, lo que le faculta para relevar a quien ya tuvo tres años para cobrar ese favor y hoy el presidente puede cambiarlo sin compromiso alguno. Sin entrar en detalle nos parece que bien podría prescindir de varios funcionarios, no sólo de segundo nivel, sino de directores de quienes poco o nada bueno se ha sabido en los últimos 36 meses.
En Seguridad Pública lo que sucedía no es en nada diferente a lo que ahora vemos. Corrupción, falta de patrullas y de vigilancia. Tula es parte del llamado mando coordinado, de manera que el jefe policial viene nombrado desde el gobierno del estado, pero es claro que el personaje en mención debe de ponerse a las órdenes del alcalde, pues es éste el responsable de una tarea tan sensible como la seguridad del municipio.
Desde afuera se ve sencillo el panorama de lo que hoy ocurre al interior de la administración municipal de Tula, pero no se ha sabido que el presidente se reúna por separado con todo su personal, sobre todo de las áreas más numerosas. Con Servicios Públicos –hace poco encontré a un amigo barrendero –¿cómo te va con tu nuevo presidente? – ni lo conozco, fue su respuesta. Con el equipo de Obras Públicas, el de Capyat, el de Seguridad Pública. Que los conozca, que lo conozcan, mínimo.
Visitar las colonias, las comunidades. Paco es de buen trato y debe hacerlo ya. Un año se va rápido y debe aprovecharlo. Dejó pasar la oportunidad que tuvo al abrir a la circulación dos calles en el centro. No se trataba de ofrecer, sino de inaugurar e invitar para tal caso a vecinos, a los medios de comunicación, a la llamada gente representativa, etc.
Que vaya a las escuelas los lunes de homenaje a la Bandera; que visite de improviso a las diferentes áreas de su gobierno, sobre todo las que están fuera del palacio municipal. Reglamentos, Estado familiar, el DIF del Crestón, por ejemplo. Que vaya a los espacios que son del municipio como el mercado, el tianguis, la plaza del taco, la de las artesanías. Que se vea, que lo vean.
En fin, es buen tiempo para que su corto periodo como alcalde sea de buenos comentarios. Creo, por ejemplo, que Verónica Monroy en sus cien días de gobierno dejó buen sabor de boca. En un año Paco lo puede hacer igual o hasta mejor de los que ahí hemos estado. Claro, si se decide.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… En Confianza. *NI*