*Las y los abogados.
Por Magda Olguín
Para mi hermano Freddy uno de los mejores abogados del país, orgullosamente tulense.
Mi primera opción al casi terminar la educación media superior, fue estudiar Derecho; sin embargo, por azares del destino terminé estudiando periodismo, pero en lo que decidía me adentré un poco en el tema para conocer de esta importante profesión, de las primeras cosas que me enteré es que Derecho es un sistema u orden normativo e institucional que regula la conducta externa de las personas, inspirado en los postulados de justicia y certeza jurídica, que regula la convivencia social y permite resolver los conflictos de relevancia jurídica, pudiendo imponerse coactivamente.
En México, desde 1960 se celebra cada 12 de julio el Día del Abogado, según decreto presidencial de Adolfo López Mateos. Sin embargo, la historia de esta conmemoración se remonta a casi 500 años, cuando México aún se encontraba bajo dominio español. Pero ¿por qué se escogió esta fecha?
Según documentos históricos, el 12 de julio de 1553 se estableció en el Virreinato de la Nueva España la primera cátedra para la enseñanza del Derecho, cátedra que se impartió luego de que en el país se estableció la Real y Pontificia Universidad de México el 25 de enero de 1553.
Por esta razón, esta fecha quedó marcada como una fecha conmemorativa para esta profesión, y que fuese luego, en 1960, oficialmente reconocida después de realizada una petición de un comité encabezado por el fundador del Diario de México, Don Federico Bracamontes.
Dicen que en la vida hay que tener por menos tener de amistades a un doctor, un abogado y un sacerdote; las y los abogados del país son parte fundamental para la estructura legal que enmarca nuestra Constitución Política, pero además podemos encontrarles en la política, en la logística en el tema inmobiliario o comercial, etcétera.
Es decir, esta antiquísima profesión es parte medular en nuestro entorno, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2021), en México hay aproximadamente 442 mil abogados, de los cuales únicamente 40 por ciento son mujeres.
Y según el Instituto Mexicano para la Competitividad, las licenciadas en Derecho ganan 18.58 por ciento menos que los hombres. ¿Por qué? La respuesta a esta pregunta tan debatible sigue sin ser respondida, pero por el momento podemos permitirnos responder: porque sí.
Sin embargo, el problema no sólo radica ahí, sino también en los lugares en los que podemos emplearnos. Entre 2016 y 2020, Carlos Viesca Lobatón y el Centro de Investigación y Docencia Económicas realizaron un diagnóstico inicial respecto del estatus de la equidad de género en el mercado de los servicios legales en México. En esa investigación se demostró que, de las 28 firmas nacionales e internacionales consideradas, apenas tres están por encima del estándar internacional en cuanto a la contratación de socias.
Por el contrario, casi el 40 por ciento de las firmas no tienen ni una sola socia. Además, se identifica que una de las características es la ausencia de transparencia, pues 19 de las 28 firmas nacionales no hacen público su código de ética ni su reglamentación sobre diversidad de género. De manera contrastante, el INEGI estima que, tratándose de instituciones públicas o privadas, la participación de las mujeres es más alta, con 44 por ciento, mientras que en los hombres es de 28 por ciento.
Por otro lado, y no menos importante, dentro de los nuevos retos que tiene esta profesión está la tecnología que desempeña un papel cada vez más relevante en la abogacía. Facilita la investigación, mejora la eficiencia y permite a los abogados comunicarse de manera más efectiva. En México, Colombia, Chile y Perú, la adopción de tecnología legal es cada vez más importante para mantener la competitividad y mejorar el servicio al cliente.
La formación y la tecnología son fundamentales para la eficiencia y la efectividad en la profesión legal. Invertir en estas áreas puede mejorar la prestación de servicios, permitir una mejor gestión de casos y ayudar a los abogados a mantenerse al día con las tendencias y los cambios en el sector legal.
Por último, es importante saber que el término abogado proviene del latín advocatus, llamado en auxilio y hace referencia a aquellos profesionistas que se dedican a defender, en juicio por escrito o de palabra, los intereses o causas de los litigantes, pudiendo ser su representado a particulares, empresas o gobiernos en asuntos jurídicos en los tribunales competentes. Para todas y todos los abogados de Hidalgo y Tula de Allende, felicidades.
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