*La educación comienza en casa.
Por Magda Olguín
Este año cumplo 21 años frente a grupo, sí querido lector además de periodista, soy maestra de adolescentes preparatorianos y jóvenes universitarios. En estos 21 años de carrera profesional en esta rama de la docencia, me he topado con un sinfín de cuestiones y anécdotas educativas que me han permitido visualizar bajo otras perspectivas la formación que como seres humanos tenemos en casa y en la escuela y de cómo ésta, influye en la vida cotidiana de nuestra sociedad.
Durante esta semana tras el escándalo de una fotografía con armas dentro de una escuela privada aquí en Tula por parte de los alumnos, es menester decir que si bien es cierto la escuela tomó cartas en el asunto, el papel de los padres de familia es fundamental para que no se repita una situación similar en ninguna institución de nuestra región.
La educación es un proceso fundamental en el desarrollo de cualquier individuo, especialmente durante la etapa de la adolescencia, cuando se consolidan valores, conocimientos y habilidades necesarias para la vida adulta. Este proceso no depende únicamente de la escuela, sino que comienza en el hogar y se complementa con la educación formal. La familia y la escuela son dos pilares esenciales que, al trabajar en conjunto, garantizan una formación integral para los adolescentes.
La educación en el hogar es la primera experiencia de aprendizaje que un individuo tiene. Los padres, tutores y miembros cercanos de la familia transmiten no solo conocimientos básicos, sino también valores fundamentales como el respeto, la empatía, la responsabilidad y la honestidad. Durante la adolescencia, esta educación es crucial, ya que es una etapa donde se busca identidad y autonomía. Un ambiente familiar que fomente el diálogo, el respeto y la comprensión ayuda al adolescente a desarrollar una autoestima sólida, confianza en sí mismo y capacidad para tomar decisiones responsables.
Además, la familia enseña hábitos y actitudes que influyen directamente en el rendimiento académico y social del adolescente. Por ejemplo, la disciplina, la organización y el compromiso son aspectos que, si se inculcan en casa, facilitan el proceso de aprendizaje en la escuela. Asimismo, la comunicación efectiva y el apoyo emocional son herramientas fundamentales para enfrentar los desafíos propios de esta etapa.
La escuela, como institución educativa, tiene la responsabilidad de proporcionar conocimientos académicos y desarrollar habilidades intelectuales, sociales y emocionales. Es en este entorno donde los adolescentes aprenden a convivir con sus pares, a trabajar en equipo, a resolver conflictos y a respetar normas y diversidad. Los docentes actúan como guías que no solo transmiten conocimientos, sino que también orientan a los estudiantes en su proceso de autoconocimiento y construcción de identidad.
En el ámbito académico, la escuela fomenta el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas, competencias esenciales para enfrentar los retos del mundo actual. Por otro lado, las actividades extracurriculares, como deportes, arte y participación en proyectos sociales, contribuyen al desarrollo de habilidades blandas, como el liderazgo, la empatía y la colaboración.
La educación integral del adolescente sólo es posible cuando existe una colaboración efectiva entre la familia y la escuela. La comunicación constante entre padres y docentes permite identificar dificultades y potenciar fortalezas. Programas de orientación y talleres para padres son recursos que ayudan a entender las necesidades de los jóvenes y a brindarles el apoyo adecuado.
Tanto la familia como la escuela desempeñan un papel fundamental en la formación del adolescente. La educación en casa establece las bases de valores y actitudes, mientras que la escuela proporciona herramientas académicas y sociales necesarias para la vida. Trabajar en conjunto asegura una formación equilibrada que permite a los jóvenes convertirse en ciudadanos responsables, críticos y comprometidos con su entorno.
Así que sí está bien exigir seguridad en una institución educativa, pero también, como padres y madres de familia, es importante hacer una revisión de lo que le estamos brindando en casa a nuestros hijos, no olvidemos que en casa aprenden todo lo que ven y escuchan. No hay mejor maestro que el ejemplo y éste empieza en el hogar.
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