*Justicia en Tula: un caso y una advertencia.
Por Iván Hernández Mendoza
El pasado 30 de enero se dio a conocer la sentencia del que puede ser considerado el presidente municipal más infame en la historia de nuestro municipio: Manuel Hernández Badillo. Para quien no esté al tanto del caso, el expresidente municipal fue detenido por su participación en lo que se conoce como la “Estafa Siniestra”, en la que desvió más de 60 millones de pesos mediante contratos con empresas fantasma, usando ilícitamente los fondos de emergencia destinados a atender la inundación que azotó a nuestro municipio en 2021.
Por supuesto, el expresidente se declaró inocente hasta su última audiencia, cuando aceptó los cargos en su contra y renunció a su derecho a un juicio oral, declarándose culpable. La sentencia: cuatro años de prisión, una multa equivalente a 200 días de salario mínimo y la devolución de 25 millones de pesos.
Para entender mejor el contexto de este caso y sus implicaciones, recomiendo revisar el trabajo de Beatriz Guillén publicado en El País: Las irregularidades en el uso del dinero de emergencia por la inundación de Tula se saldan con un primer detenido.
Una victoria para la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo y para quienes luchan contra la corrupción, pero un trago amargo para las y los habitantes de Tula, quienes se preguntan qué pasó con los otros 35 millones de pesos faltantes.
Este caso debería servirnos de lección como ciudadanos: debemos prestar más atención a quienes nos gobiernan, pues las promesas de campaña se desdibujan cuando la ambición aparece. Sabemos que somos una comunidad unida; así lo demostraron la solidaridad y el trabajo en conjunto para sobreponernos a la tragedia de un río desbordado y una mala administración pública. Sin embargo, esa unidad se desvanece cuando se trata de exigir transparencia en el manejo de los recursos.
Debemos ser constantes y promover una gobernanza eficaz si queremos que nuestros representantes actúen en beneficio de nuestra comunidad, estableciendo un diálogo abierto entre ciudadanos y gobierno. Un ejemplo claro es la necesidad de mejoras en la infraestructura del río Tula o la futura construcción de una estación para el tren México-Querétaro.
Uno de los principales compromisos del actual presidente municipal, Cristhian Martínez, fue trabajar para que Tula vuelva a ser próspera a través de una serie de proyectos de transformación. Y aunque tiene mi voto de confianza, me preocupa su tibia respuesta ante la creciente ola de inseguridad que azota nuestro municipio. O casos como el cambio de planes en la rehabilitación de la calle 5 de Mayo, donde se prometió una nueva barda perimetral para la primaria Venustiano Carranza y solo se ha instalado una malla ciclónica.
El caso de Manuel Badillo no solo es un ejemplo de justicia, sino también un recordatorio para la actual administración: el pueblo está observando y no permitirá más abusos de poder ni el desvío de recursos a costa de los contribuyentes. Hoy se castiga al infame, pero lo verdaderamente importante es que Tula se fortalece. Una comunidad que no permitirá más corrupción.
Contacto: ivanalan29@gmail.com