*Los olvidados de Hidalgo.
En las últimas semanas el tema de contaminación que padece la presa Endhó, embalse receptor de las aguas negras que se generan en el Valle de México, zona que incluye la CDMX, ha vuelto a ser nota no sólo a nivel local y estatal, sino nacional.
Nada de qué enorgullecernos, sino al contrario, porque la plaga de moscos ha alcanzado altos niveles como nunca vistos desde que surgió este problema, a decir de los pobladores de esa zona.
Lo anterior ha originado protestas de los afectados. Bien es sabido que las consecuencias de este grave problema originado en la presa llamada tristemente “la cloaca más grande del mundo”, son el desarrollo de una planta llamada lirio sobre la superficie de sus aguas negras en sus más de mil hectáreas y en éste se anida el mosco cúlex, insecto ya insoportable para cientos de vecinos de la presa de algunas comunidades de Tula, pero mayormente de Tepetitlán.
Hace poco tiempo la embajada de Francia otorgó el Premio Breach/Valdez de Periodismo en la categoría de Derechos Humanos a Carlos Carabaña, periodista español de Focus,la unidad de investigación de N + de Televisa Univisión en un trabajo que tituló “Los olvidados de Hidalgo. Cáncer, contaminación y aguas residuales”.
El problema no es nuevo, la presa cuya construcción data de los 40s cuando presidente de la República Miguel Alemán, pero es en 1975 cuando se empieza a convertir lo que era un paraíso -sino de agua limpia sí en condiciones de encontrar algunas especies marinas y hasta para competencias acuáticas- en una fosa séptica al comenzar a recibir la aguas residuales del Valle de México, primero a través de emisor central del drenaje profundo, después del llamado gran canal y en tiempos más recientes también del túnel emisor central (TEO).
A raíz de las protestas de vecinos, delegados municipales, comisariados y ciudadanía en general, manifestadas a través de bloqueos en la pista Arco Norte y de una visita de reclamo a Palacio Nacional encabezada por la alcaldesa de Tepetitlán, parece que el gobierno federal le puso más atención al problema que hoy en día ha llegado a niveles de plano insoportables reflejados en el desmedido aumento de casos de cáncer y a la muerte de ganado originada por las picaduras de mosco.
En años anteriores el problema se suavizó -que no desapareció- cuando en la época del gobernador Manuel Ángel Núñez se creó el comité ecológico Tula- Tepetitlán, se adquirió maquinaria -con el ing. Soto en Tepeji- llamada retador para triturar el lirio y ya seco se fuera al fondo de la presa. Con Miguel Osorio se mantuvo la estrategia, pero en los últimos meses el problema se ha agudizado y al igual que las protestas.
Ante este escenario el gobierno federal intentó desde hace semanas modificar el tratamiento al problema. En lugar de triturar el lirio, se trata ahora de recogerlo del embalse e irlo a tirar a otro lado, evitando con ello azolvar más la presa. Idea que no parece del todo mala, sin embargo, a decir de la mayoría de los vecinos, el avance es mínimo y la plaga del mosco crece y crece.
No olvidar que el presidente Obrador antes de irse decretó el lugar de 35 mil hectáreas como “zona de restauración ambiental”. Como lo dijo Carabaña, ahora el gobierno tiene la obligación legal y vinculante por un decreto presidencial de arreglar la zona.
Por su discurso reiterado de darle a esta región de Tula la limpieza ambiental que merece y necesita urgentemente, Claudia Sheinbaum no evade el tema. El problema es la urgencia de solución. La salud, la vida de más de 10 mil habitantes y su ganado de Tepetitlán y Tula están en juego.
No hay más tiempo que esperar.
Por hoy es todo nos leemos en la próxima entrega, pero…En Confianza. *NI*