*Como escribiente, comerciante y exalcalde.
Al caos que se vive desde hace varias semanas en el centro de Tula por varias vialidades cerradas agravado por la lentitud en los trabajos que se realizan y la falta de un plan emergente para minimizar la problemática, el pasado martes 28 se sumó el bloqueo que en esta zona hicieron comerciantes al protestar porque la dirección de Reglamentos y Espectáculos les ordenó no trabajar ese día y con ello reactivar un acuerdo que se puso en marcha en el gobierno de Gadoth Tapia y que en su momento Badillo prefirió ignorar.
A quienes gentilmente me han preguntado mi punto de vista sobre el particular, trato aquí de externarlo en mi multi faceta de comerciante, escribiente y exalcalde. Toda vez que me ha tocado estar en la mesa en tres asientos diferentes.
Como vendedor (como hasta hoy en día), dos ocasiones fui dirigente de los comerciantes del mercado municipal; como escribiente lo hago ahora y lo he hecho en los últimos 40 años de mi vida y en el servicio público me tocó atender estos temas como secretario municipal y como alcalde.
Aquí en Tula y en casi todos lados del país, en ciudades desde chicas como Tula digamos, hasta enormes como la CDMX, el comercio ambulante o callejero ha sido siempre un problema al que se deben enfrentar.
Tal vez es cierta la frase aquella que he escuchado, “ejercer el comercio ambulante es el paso anterior a la delincuencia”. Se quedó sin trabajo, pues vamos a comprar alguna mercancía y nos ponemos a venderla. Si sabe cuidar el negocio, se podrá convertir en un próspero comerciante y sino, más antes que después se quedará sin dinero y sin mercancía y entonces la delincuencia es la opción.
Al grano. Cualquier decisión de gobierno debe ser consensuada, con todo y que lo diga una ley o reglamento; -por cierto, el que hoy invoca la presidencia me tocó elaborarlo hace ¡25 años! Su actualización es urgente- agotar el diálogo entre las partes involucradas es imprescindible.
No es momento de implementar el acuerdo de no trabajar en las calles los martes. El comercio todo con poca clientela, sufre las consecuencias de las calles cerradas y los establecidos por la pandemia y la inundación los tiene desde entonces en la lona.
Se dice que la medida reiniciada el pasado martes es consecuencia de la presión de los comerciantes del tianguis, ante lo que consideran desigual competencia. Ellos están encerrados y el comercio callejero a sus anchas. Y aquí puede ser la propuesta inicial del gobierno. “Vamos a combatir el comercio ambulante, pero ustedes (tianguis, mercado y negocios establecidos) deben ser los primeros en respetar las dimensiones de sus negocios para que no invadan pasillos y banquetas”.
Claro en los negocios establecidos organismos como Canaco y Projardín deben ser escuchados, además de las organizaciones gremiales tanto del tianguis como del mercado, sin olvidar a la Coordinadora Ciudadana, grupo a través de cual hace años Fernando Cruz le dio voz y defendió a las comerciantes que conocemos aquí como las marchantas.
En Tula el problema se ha agravado por el descuido o contubernio de las autoridades. Reglamentos y Espectáculos negocia con el comerciante. Lo deja instalarse o le da chance de poner “otra cajita” a cambio de algo.
No es mala idea que dentro de la estructura de gobierno se tenga una Dirección de Comercio que atienda única y exclusivamente este tema que en Tula es complejo y que el titular y su equipo estén vacunados contra la corrupción. Y que de Palacio Municipal el diálogo lo encabece el alcalde, aunque después deje en manos del secretario municipal, de la dirección correspondiente y de la Comisión de Comercio del Cabildo el desahogo de la agenda.
El gobierno debe tener un padrón actualizado de quiénes en Tula ejercen el comercio callejero. Y para otorgar el permiso los comerciantes tulenses deben tener prioridad por razones obvias. Y de preferencia que su mercancía sean productos naturales y de la región.
Parece mucho el trabajo, pero el gobierno puede empezar a trabajar y sentar las bases de una convivencia sana, respetuosa y justa para todos. Pero insisto, el diálogo es fundamental y éste debe ser provocado y convocado por las autoridades.
Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero…En Confianza. *NI*