Otras reglas del bien vivir.
Hace dos o tres entregas les compartimos algunas reglas de urbanidad que sin duda nos permiten vivir de forma amigable, en paz y hasta fortalecer los lazos de amistad con nuestros semejantes, incluidos por supuesto familiares y vecinos.
Hoy les compartimos algunos más que esperamos podamos coincidir con nuestros gentiles lectores y sobre todos llevarlas al diario vivir, al mejor vivir.
1.- Siempre abre la puerta a la persona que viene detrás de ti . No importa si se trata de un joven, de un niño y mucho menos si se trata de alguien de la tercera edad, igual sea hombre o mujer. No te hace menos importante (tampoco más) tratar bien a alguien públicamente y nada pasa si nadie lo nota o la persona a la que atendiste ni las gracias te da. Que quede en él y no en ti.
2.- Si con motivo de tu diario viaje en taxi o en un transporte público de paga por aplicación, para ir a la escuela o al trabajo y por ello decides hacer el viaje con otras personas con el mismo destino, platiquen con toda la apertura cómo o quién va a hacer el pago correspondiente por el viaje. Lo correcto es que una vez pague uno y al otro día el otro o así sucesivamente si son más de dos los pasajeros.
3.- Siempre será alentador y bien visto ser respetuoso de todas las opiniones aunque éstas sean diferentes u opuestas a la tuya. En el campo de la política es muy frecuente llegar a las agresiones verbales y hasta a las físicas porque le vamos a diferente partido o candidato. Hay un dicho que dice bien que en la política los amigos son de a mentiras (no siempre) y los enemigos de a deveras.
4.- No te burles de alguien por la razón que haya sido; y si lo llegas a hacer siempre será excelente que le ofrezcas una disculpa. Cuando somos jóvenes es muy frecuente “llevarnos pesado”, pero como en todos los aspectos de la vida, todo tiene un límite, sobre todo cuando veas que tu amigo no disfrutó de esa broma que sin pensarlo se transformó en burla. Ahora, si ves que alguien lo hace, entre un núcleo de amigos, proponle que no lo vuelva a hacer y de ser posible se disculpe.
5.- La alabanza es pública, la crítica es privada. Hoy en día es muy común en las redes sociales ensalzar o felicitar a alguien -merecida o inmerecidamente-, pero igual de sencillo es criticarlo, exhibirlo, denostarlo. Es decir, si la persona en cuestión, sea o no nuestro amigo o conocido, comete un error involuntariamente, vamos a corregirlo después de pensarlo detenidamente -muchas veces los equivocados somos nosotros- pero en privado, nunca en público.
6.- No resulta agradable decir a alguien que ha adelgazado demasiado o al contrario que ya está muy gordo. No sabemos si ello -uno o lo otro- es consecuencia de una enfermedad. Diferente si la otra persona comenta el tema y te comparte las causas, entonces de manera prudente puedes dar tu punto de vista. Si te dice que va al médico, él o ella sabrá si te quiere decir las causas; de no ser así lo ideal es simplemente de tu parte un “espero que estés bien”.
7.-Nunca des consejos que no te pidan. A veces nos convertimos, sin darnos cuenta, en sabelotodo actitud que en la mayoría de las veces no es bien vista por nuestros semejantes. Ofrece tu opinión cuando te la pidan y cuando des ésta asegúrate que tus argumentos sean correctos y no vayas a hacer caer en un mayor error a las otras personas.
8.-Nunca hables de dinero enfrente de los pobres, sobre todo cuando no hay una razón para ello, y si las condiciones te obligan a hablar de riqueza, procura ser breve y llevar a otro campo la conversación. Igual cuando insisten en hablar de los hijos o de la familia con quien no tienen ni uno ni otro.
9.-Quita tus gafas de sol cuando hables con alguien, sobre todo si estás a la sombra y las gafas no son indispensables para ese momento.
Las propuestas pueden seguir casi de manera interminable, en el entendido que no todos estamos de acuerdo con todas; pero lo escrito puede ayudar en algo o en mucho al mundo en que vivimos.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… En Confianza. *NI*