*Ni como defender al PRI.

A pesar de su larga historia en la vida pública de México, hoy el Partido Revolucionario Institucional vive su peor crisis, ni siquiera  comparada a la que vivió hace 24 años cuando por primera vez en más de medio siglo de existencia de para entonces, perdió la elección presidencial a manos de Vicente Fox bajo los colores de Acción Nacional.

No hemos olvidado que después de un sexenio lleno de altibajos, más bajos que altos, de un presidente  ocurrente –por decir lo menos- ganó nuevamente el PAN la contienda siguiente a manos de Felipe Calderón, en una cerrada final al entonces perredista Andrés Manuel López, derrota que por cierto nunca aceptó y se convirtió éste en “presidente legítimo”.

Pero Calderón le dejó el poder nuevamente al Revolucionario Institucional en la persona de Enrique Peña Nieto, quien nuevamente y ahora sin problemas le volvió a ganar a AMLO. Peña comenzó muy bien, pero terminó muy mal con señalamientos de corrupción; llegó el día de las elecciones y Obrador por tercera vez convertido en candidato bajo los colores del  nuevo partido Morena,  ahora sí arrasó y la historia ya todos la conocemos.

Todo esto mientras en el tricolor comienza la debacle que parece pronto va a terminar con desaparición. La crisis actual parece que comienza formalmente cuando ya con Morena en el gobierno, es Alejandro Moreno, Alito,  el nuevo presidente del CEN con la hidalguense Caro Viggiano a su lado en la cartera de secretaria general.

Tal vez no falten argumentos para tratar de (des)calificar el trabajo de la dirigencia priista, pero tal vez sea mejor tener presente que en el PRI como en cualquier partido político lo que cuenta son los resultados y en sentido todo es cosa de observar las cifras: Con lo ocurrido el 2 de junio hoy es la ¡cuarta! fuerza política en México con alrededor de 5.7 millones de votos, por los 6.2 millones de Movimiento Ciudadano; los 9.6 del PAN  y los 27.3  millones del absoluto ganador Morena.

Y ya formalmente convertido en un partido chico el PRI superó los 4.6 millones a  favor del Verde; los 3.8 del PT y el 1.1 millones del ya desaparecido PRD. Pero claro que la destrucción del PRI a manos de Alito se fue escribiendo desde antes del 2 de junio. En el 2020 perdió las elecciones para gobernador en Sonora, Sinaloa, Zacatecas, San Luis Potosí, Tlaxcala, Colima y Campeche.

Todo esto al tiempo que del PRI se fueron desligando personajes de todos los niveles partidistas, y con ellos se fueron militantes de a pie que le fueron dando forma a un partido en plena decadencia que para el 2022 pierde otras dos gubernaturas: Hidalgo a manos del ya para entonces distinguido morenista Julio Menchaca Salazar y Oaxaca. Y todavía para el 2023 también pierde el Estado de México, sin duda su más importante bastión.  

Puras derrotas a lo largo y ancho del territorio nacional en donde apenas rescata Durango y Coahuila,  sin olvidar que en la misma jornada del primer domingo de este 2024, de las gubernaturas en juego Chiapas. Guanajuato, Jalisco. Morelos, Puebla, CDMX, Tabasco, Veracruz y Yucatán, el PRI gana ¡cero!

Con todo este negro escenario para el PRI las cosas no pueden estar peor, también  en el poder legislativo federal. En la Cámara de Diputados después de Morena que hasta este momento y con los órganos electorales en la duda de su imparcialidad ante el partido en el gobierno, éste puja por lograr su mayoría absoluta con aliados como el Verde constituido ya en la segunda fuerza con alrededor de 74 diputaciones; el PAN con 72  diputados  y el PRI pelea  para quedarse con alrededor de apenas 34 curules.

En Hidalgo las cosas son el reflejo más fiel del escenario nacional. Después de la derrota para la gubernatura en la persona de la propia Carolina Viggiano; en la contienda estatal de hace dos meses, para el congreso de los 18 distritos en disputa, el tricolor pierde en todos; de los 84 municipios en la entidad, apenas gana El Arenal, en donde por cierto se ha dicho que parte del éxito logrado por el alcalde priista Ranulfo Serrano Moedano, consistió en ser ignorado absolutamente por su partido.

Resulta tal vez ocioso recordar aquí que para los cargos federales en Hidalgo el PRI perdió las siete diputaciones y las senadurías. E insistimos que con estos números está más que claro dejar ver la opinión y confianza que merece la reelecta dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional.

¿Vergüenza? ¿Dignidad? Para nada. El poder es el poder.

Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero…En Confianza.  *NI*  

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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