*LA CANDIDATA KAMALA.
Por José Antonio Trejo Rodríguez.
Ante la dimisión del presidente estadounidense Joe Biden para buscar la candidatura de su partido, el demócrata, a la presidencia de los Estados Unidos; de inmediato surgió en los medios de comunicación y en las publicaciones de las redes sociales el nombre de la vicepresidenta Kamala Harris.
Hace tres años reseñé en este espacio su libro: “Nuestra verdad”. Debido a que la nación vecina del norte es nuestro principal socio comercial, es apropiado recordar algunos pasajes del texto publicado por “Ediciones Península” en 2018 en el que la autora da a conocer su vida y busca motivar a sus lectores a luchar siempre por sus ideales; a escuchar al público; a conocer sus problemas y conocer el mundo real; a ponerse en los zapatos de los demás; a charlar con las personas, aunque no las conozcan; a creer en la esperanza y a pelear por hacerla realidad.
Cualidades que tendrá que aplicar intensamente para ganar la nominación de los demócratas a la presidencia y después, en el caso de ser elegida, competir contra Donald Trump por el cargo más alto de la administración pública federal estadounidense. La tarea luce muy compleja, en virtud del corto tiempo que tendría para preparar su potencial candidatura; desde convencer al electorado, recaudar fondos, atender debates, realizar giras, entre otras actividades propias de una candidata.
Kamal Harris nació en Oakland, California, el 20 de octubre de 1964; sus padres se conocieron en la Universidad de California en Berkeley, considerada en las clasificaciones universitarias como la mejor universidad pública de los Estados Unidos. El padre de Kamala se llama Donald Harris, nació en 1938 en la isla de Jamaica, estudió un doctorado en economía en Berkeley y es profesor emérito en la Universidad de Stanford. Su madre, Shyamala Gopalan, fallecida en 2009, con marcada influencia en la vida de Kamala. Shyamala originaria de la India, graduada en la Universidad de Delhi apenas con 19 años, becaria en Berkeley en donde inició estudios de doctorado en nutrición y endocrinología en 1958 y después dedicada a la investigación sobre el cáncer de mama.
La infancia de Kamala ocurrió entre la comunidad afroamericana del área de la bahía de San Francisco, con marcado gusto por el jazz, herencia de su madre y de su padre y a los movimientos culturales de dicha comunidad. Sus padres se divorciaron. Aunque Kamala y Maya veían a Donald los fines de semana y pasaban con él los veranos en Palo Alto, Kamala afirma con marcado orgullo que ambas fueron criadas por su madre; incluso en la comunidad se les conocía como “Shyamala y las niñas”.
La abuela materna de Kamala, de nombre Rajam, luchaba en su comunidad contra la violencia familiar y organizaba campañas informativas para el control de la natalidad; su abuelo, P.V. Gopalan, participó en el movimiento de independencia de la India, posteriormente fue enviado como diplomático a Zambia y ambos trabajaron para ayudar a los refugiados. Dice Kamala que Shyamala aprendió de sus padres que el sentido de la vida es servir a los demás y eso les ha heredado a ella y a su hermana Maya.
La influencia positiva de la Universidad de Berkeley en la comunidad logró que las personas invirtieran en los niños, con la consigna de que, si se trabaja fuerte por la comunidad, los hijos podrán ser mejores que los padres.
En ese ambiente de fuertes valores humanos crecieron las niñas de Shyamala, además en el caso de Kamala, siendo educada en colegios que prácticamente fueron un experimento social para abatir la segregación: la escuela Thousand Oaks, que mezclaba alumnos de diferente origen social: hijos de obreros, hijos de científicos, residentes en barrios ricos con residentes de barrios pobres. Se celebraban las festividades de los grupos que allí acudían a clase, también daban un peso muy importante a la difusión de la ciencia, con Shyamala como principal impulsora, que fomentaba en sus hijas a asumir que ellas tenían el poder de ser lo que ellas quisieran.
Kamala se matriculó en la prestigiosa Universidad Howard en Washington, D.C. Una escuela con marcada presencia de la comunidad afroamericana, de donde se gradúan el mayor número de doctores afroamericanos. A grandes rasgos, así fue la formación inicial de la vicepresidenta de los Estados Unidos; su trayectoria profesional y política es impresionante: becaria, abogada de la fiscalía, fiscal de distrito, fiscal general de California, Senadora y vicepresidenta, con una línea constante: reformar el sistema judicial y atacar las inequidades.
Parece que vivirá la oportunidad de competir por la presidencia de los Estados Unidos y tendrá que aplicar sus conocimientos, experiencias y las cualidades que enlista en su libro: luchar por sus ideales; escuchar al pueblo; conocer sus problemas y conocer el mundo real; ponerse en los zapatos de los demás; charlar con las personas, aunque no las conozcan; creer en la esperanza y pelear por hacerla realidad. Sería un momento histórico en la vida pública de los Estados Unidos, sería la primera candidata presidencial afroamericana. El muy cercano plazo que hay de aquí a la elección será su principal rival. *NI*