*Renovarse o morir.
Han dicho y nos les falta razón que México era el PRI y el PRI era México, pero con los resultados obtenidos en la reciente jornada electoral del domingo 2 de junio, evidentemente que está razonamiento ya no corresponde a la realidad. Realidad a la que en su momento Vargas Llosa llamó la dictadura perfecta.
En cifras oficiales todavía por confirmar, se estima que el domingo de votaciones el tricolor logró poco más de cinco millones de votos de los 98 millones de mexicanos que estaban en posibilidades de emitir su sufragio, de los cuales lo hizo un poco más del 60 por ciento de electores. Con estos resultados el PRI va a tener a nivel federal 35 diputados de los 500 que conforman este cuerpo legislativo de San Lázaro y apenas 17 de los 128 senadores que van a integrar la llamada cámara alta, en cifras todavía por confirmar.
Con estos números y después de 70 años de haber sido el partido hegemónico en nuestro país, la pregunta debe ser hacia a dónde va el antes invencible tricolor. Dice la dirigencia, todavía encabezada por Alejandro Moreno, que se van a someter a un proceso de reflexión y debate que recorrerá el priismo nacional, tocando todos los sectores y estructuras del partido.
Después de los catastróficos recientes resultados, es evidente que lo que el PRI necesita es una urgente renovación de su dirigencia; el tema aquí es que Alito, que modificó a su antojo los estatutos para prorrogar su estadía en la presidencia nacional hasta los próximos meses, ya trabaja para que en el relevo recaiga –cuando él diga- en uno de los suyos, al tiempo.
La crisis del PRI parece todavía más grave que la del PAN, pues este partido se ha mantenido siempre como una real oposición ante la aplanadora en la que hoy está convertido el partido en el gobierno. A veces parece que el Revolucionario Institucional le hace el juego a AMLO y bueno ahora tal vez Mario Delgado le regresa el favor cuando de manera claramente irónica propone que se apoye a Alejandro Moreno para que siga de presidente del PRI, porque “elecciones que jugamos, es elección que ganamos, entonces que siga él hasta terminar con ese partido”.
Y así Alejandro Moreno se aferra al cargo, pues con una pizca de dignidad debió poner su renuncia sobre la mesa el mismo lunes 3 de junio. Pero no por el contrario hace planes muy a pesar de los reiterados calificativos de no pocos priistas que lo tachan de ignorante, incompetente, soberbio y corrupto. Que pregunten por él en Campeche, proponen.
La campaña de Xóchitl Gálvez sólo sirvió para exhibir el PRI actual. Sus dirigentes preocupados no por apoyar a la paisana, sino por asegurar su futuro político, ya que en el PRI -como en el PAN- sus dirigentes sólo se ocuparon para aparecer en las listas que les garantiza un mullido asiento en el poder legislativo, lo demás es lo de menos.
A final de cuentas lo que hoy el PRI necesita es el cambio de sus dirigentes, ya no esperar como propone Mario Delgado, a que Alito y sus incondicionales le echen la última palada. Que al interior del Consejo Político Nacional confluyen todas las corrientes (que cada vez son menos) y haya diálogo y consensos para que la nueva dirigencia responda a los tiempos actuales. Brinde espacios a los jóvenes, a las mujeres, a los líderes sociales en colonias, en mercados, en gremios que fueron hace años el sostén del partido más poderoso de México.
Es la última llamada a la dirigencia, a sus militantes, al llamado voto duro del PRI. Hoy aplica mejor que nunca la frase: Renovarse o morir. Ah! ya las cosas en Hidalgo y en todos sus municipios no son en nada diferentes a lo que el PRI vive en el país.
Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero…En Confianza. *NI*